La Transversal del Caribe es la carretera más peligrosa de la Costa. Sin embargo, ese no es el único nombre que recibe esta vía, los costeños la llaman coloquialmente Troncal del Caribe; mientras que los ingenieros gomelos de Harvard, anquilosados en la burocracia de Mintransporte, la bautizaron Ruta Nacional 90. Estos últimos, sin haberse untado de barro y mucho menos conocer el país, son los que han programado la Red de infraestructura vial, y los que unidos a la ignominia de nuestros dirigentes y clase política corrupta ubican los peajes de la extorsión que sirven para explotar al pueblo colombiano en beneficio de las concesiones. Además, son los culpables de que hoy en día a esa vía ya no se le tengan los susodichos nombres y se le denomine la Transversal de la Muerte.
Sí, así de sencillo, pero no vamos a enumerar las muertes, lisiados y accidentados, producto del mal estado de la troncal. Tampoco vamos a programar el futuro siniestro, eso se lo dejamos a los entes encargados de maquillar las cifras —Medicina Legal, Policía de Carreteras, Gobernación de Sucre, INVIAS, ANI—; y a todos los que nos vendieron el sofisma de que ese esperpento de carretera era un importante corredor vial de la Red Nacional de Vías de Colombia. Se suponía que esta vía estaba planeada dizque para unir a las poblaciones de Turbo (Antioquia), cerca de la frontera con Panamá, con Paraguachón (Guajira), en la frontera con Venezuela. Todo con la ilusión politiquera y demagoga de la posibilidad de una conexión con la red vial de nuestro vecino país, el cual se encuentra actualmente en un caos producto de sus propios problemas. Allá lo que prima en estos instantes no es una vía de cuarta generación, sino la consecución del pan diario y de papel higiénico y jabón en los baños.
Ahora bien, el proyecto total tiene una longitud de 841 km. En el documento Infraestructura vial para la competitividad se asegura que es la que se requiere para alcanzar la competitividad en la Costa Atlántica. Para ello, la inexperta, desconocida y pésima ex ministra de Transporte, Natalia Abello Vives, le entregó, según la resolución 1881 de 17 de Junio del 2015 de Minstransporte, a la concesión Construcciones El Cóndor S.A. la explotación de cinco peajes: San Carlos, La Caimanera, Los Manguitos, El Purgatorio y Los Cedros.
Esos peajes se establecieron solamente como fuente de retribución para el concesionario El Cóndor S.A en el trayecto Cereté-Lorica-Toluviejo-Cruz del Viso, que tiene una longitud de 206 kilómetros y un costo para la época de 441 mil millones de pesos. Cabe resaltar que el estudio de tráfico fue elaborado precisamente por los gomelos de Mintransporte, basados según ellos en los “parámetros necesarios para la obtención de la viabilidad financiera del proyecto". Señalando además que las tarifas eran el "resultado de un estudio de tráfico específico…utilizado dentro del modelo financiero de estructuración de la concesión”.
Según el gobernador de Sucre, Edgar Martínez Romero, “el arreglo y mantenimiento de la vía (corregimiento Aguas Negras - San Onofre) en la que ocurrió el accidente a raíz del cual falleció el cantante Martín Elías no es responsabilidad de la Administración Departamental. La responsabilidad del mal estado de este sector recae sobre la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), que le adjudicó y entregó esta vía en el año 2015 a la Concesión El Cóndor, encargada de la construcción de diferentes rutas y vías importantes del país". Sin embargo, la transversal de la muerte está llena de baches, parches, desniveles y cráteres de todos los tamaños. Quienes la transitan saben que no es posible conducir a alta velocidad y el que lo haga se arriesga a un accidente fatal, más cuando no existe calzada y pulula el tránsito de animales, carros, mulas, motocicletas, estudiantes y ciudadanos. Pese a lo anterior, la última vez que el INVIAS realizó obras de rehabilitación a la Transversal del Caribe fue en el año 2011.
La mala suerte le tocó ahora al gran Martín Elías. El pesar invade a los corazones, no solo de Colombia sino de muchos países. No obstante, esa mala suerte también ha tocado a otras familias. El Estado y su presidente han estado silenciosos, el gobernador de Sucre dice que no es su culpa. La ANI no se ha pronunciado, el Ministerio mucho menos, la concesionaria se esconde en su rabo de paja y el país…que se muera en su indolencia.
