Dice la muralla que la muerte nos da una vida de ventaja, pero nos alcanza y finalmente nos gana. La vida y la muerte han sido un misterio con dos caras que inquietan y asustan al ser humano. No hay plena claridad de lo que sucede en el más allá, pues es un viaje sin retorno.
La biología sostiene que la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma; si esto es así, entonces la muerte es una falsa ilusión.
En La Divina Comedia, Dante Alighieri nos muestra lo que presuntamente sucede con nosotros al morir. Nos pinta tres orbes: el infierno, el purgatorio y el paraíso. De Borges aprendimos que el infierno y el paraíso dantescos son un sistema de cosas eternas y gigantescas.
El uno posee una monstruosidad que se extiende por los siglos de los siglos. El otro es una dicha indestructible, donde la felicidad ya no es, debido a que no goza de antónimo.
Hay quienes sienten la muerte como un golpe del odio de Dios, escribiría el poeta. A César Vallejo lo viví como a un ser, cuya procesión era lacrimógeno. Gustavo Adolfo Bécquer suplicaba que no se olvidaran de él, cuando lo visitara la pálida.
Su poesía despedazada me hacía sollozar y me desgarraba. Yo lo sigo sintiendo deliciosamente patético.
Recuerdo cuando rociaba a mis compañeros de colegio con la inspiración becqueriana. Quería que se contagiaran con el cáncer de la imaginación.
Con la sola excepción de la abuela de Borges, nadie está preparado lo bastante para morir. La muerte es un acontecimiento. Y se nos olvida que para morir, lo único que se necesita es estar vivo. Hasta don Miguel de Unamuno, hombre de ideas macizas en relación con todo, le temía a la muerte. Para él, era una tragedia ineluctable.
En la vida ocurren momentos de intenso dolor que conllevan locura transitoria, diagnosticarían los psicólogos y los abogados. Los últimos saben decir y desdecir.
La madre del fallecido cantante Martín Elías no se acostumbra a la muerte de su hijo. Es apenas normal que se niegue a aceptar el dolor. Recientemente, se conocieron unas declaraciones negativas contra su nuera. Aún no se sabe si sea real lo que asegura de la viuda del difunto artista. Lo cierto es que una excelente madre será por siempre una pésima suegra.