La escena es la misma, se repite todos los días. No nos cansamos. Hernán pone a Luis Aguilé y Los iracundos queremos rock. Con desconfianza le da el micrófono a Martín que anuncia con voz gutural una canción de ANIMAL, Sepultura o AC-DC. Sólo son 30 segundos. Medio minuto es lo que puede aguantar Hernán Peláez un Heavy Metal. "Uy Martín, ¿eso es una canción? parece que estuvieran cortando madera". Martín se ríe, nosotros también. La combinación es perfecta.
La idea de Julio Sánchez Cristo ha funcionado a la perfección. Si, los boleros, el rock y el fútbol pertenecen a una misma especie. Por momentos, cuando está hablando Hernán Peláez, podemos tener un flashback y recordar cuando Peláez era la voz cantante de La Luciérnaga. Lo paradójico es que cuando Hernán hacía dueto con Vicky en la W, la cosa no funcionaba. Vicky no está para escuchar a nadie y Hernán necesita alguien que lo respete. Y es Martín el escudero perfecto.
El impertinente bien hablado que dice haber salido de Zarzal con una mano adelante y otra atrás, el iguazo que come con la cédula, ha sido mucho más efectivo, divertido e informado que sus rivales del Pulso del fútbol, los dos viejitos que todavía afirman ser los más escuchados de la radio colombiana. No puede ser posible, de verdad, que mientras César Augusto Londoño propone un análisis de cada uno de los partidos de la eliminatoria, Oscar Rentería lea los titulares de prensa para ocultar lo que todos sabemos: que los únicos partidos que ve son los de sus equipos del Valle del Cauca.
César está bien, pero ha fallado escogiendo a uno de sus más cercanos amigos, desactualizado, perdido, arcaico. La frescura del programa de la W se nota. Hay química. Con Martín es imposible que no la haya. Martín es el último personaje original que ha dado nuestros medios. Todos hemos intentado copiarle algo. Son ya como tres generaciones las que hemos bebido de las fuentes de este cincuentón. Y todavía se conserva rebelde y antiuribista. No le da miedo hablar de política.
Mientras, al otro lado, El pulso del fútbol hizo una vergonzosa defensa de Jorge Enrique Vélez en sus días finales, cuando nadie lo quería en la DIMAYOR. Nunca hablan de política, a no ser para elogiar al actual presidente. Se le notan demasiado los hilos a esas marionetas. En redes sociales es tendencia todos los días Peláez-De Francisco. Mientras tanto los únicos que creen que siguen siendo el programa más escuchado de la radio nacional son Londoño y Rentería. Yo hace rato ya no los escucho.