La última prueba de lo creída que es Marta Lucía Ramírez la vivimos en la cumbre de gobernadores que se realizó en el Meta. Allí un fotógrafo captó, acaso involuntariamente, el momento en el que una militar le carga el bolso, como si fuera una empleada doméstica, a la actual vicepresidenta. Ya sabemos lo que piensa ella de nosotros los pobres a los que nos llama, sin ambagues, sin anestesia, atenidos porque pedimos subsidios.
Estamos cansados de que esta gente nos trate como si esto fuera la finca de ellos y nosotros sus sirvientes. Vamos a tener que darles una lección a esta clase alta bogotana en las próximas elecciones y no votaremos más por ellos. ¿Qué se creen? Y ya va siendo hora que el ejército se de a respetar. Esta gente cree que los uniformados están ahí como parte de su extenso personal de servicio.
Marta Lucía resume todo lo que odiamos de la clase alta bogotana, es altiva, desprecia a los pobres y habla como una señora dinais. ¿Ustedes se imagina el asco que le debe dar a la baronesa tener que abrazar a un niño pobre en un barrio como La Chinita en Barranquilla cuando esté desatada en plena campaña presidencial? Nos cansamos del desprecio y del descaro. A esta señora no le pasa nada y eso que a su hermano lo detuvieron por narco y sin embargo la noticia quedó instaurada como "una tragedia familiar".
No más baronesas, queremos políticos de verdad. Si siguen en este desprecio constante al pueblo va a pasar que se va a convertir este país en Venezuela porque los pobres no aguantamos más el desprecio de los ricos.