El objetivo general de cualquier empresa es tener un volumen de ventas que le permita sobrepasar su punto de equilibrio financiero y generar utilidades para sus accionistas. Atraer, captar y generar la necesidad de compra en las personas del producto, bien o servicio es la meta del marketing o mercadeo empresarial, es el imán que debe ser construido, mantenido y mejorado para ejercer su fuerza efectiva de atracción.
La Ley de Faraday o de inducción electromagnética específica que: todo campo eléctrico genera un campo magnético y viceversa. Este es el principio de diseño y construcción de muchas máquinas y motores eléctricos, de plantas de generación electrógena, de potentes electroimanes de uso común a nivel industrial. Se requiere la generación de un campo eléctrico sobre una pieza metálica para crear un gran imán, o el uso de un imán rotativo sobre unas bobinas para generar electricidad.
El marketing debe ser un imán, el cual atrae partículas o cuerpos metálicos con un porcentaje de hierro, cobalto, níquel y aleaciones de estos en su composición. Es decir, un imán tiene definido su segmento del mercado. De igual forma, el marketing se debe enfocar en el segmento o nicho de mercado que es el radio de acción o zona de influencia especifica de cualquier empresa. El marketing debe atraer su tráfico efectivo, el que realmente se potencializará y convertirá en compra real.
La gestión del marketing es como un electro imán: un dispositivo para atraer clientes que es impulsado por el potencial de un buen plan de mercadeo. Si el electro imán recibe buena alimentación cumplirá su función: atraer. Si la alimentación falla o es deficiente, simplemente dejara de funcionar.
La punta del iceberg del mercadeo es lo que se evidencia para los clientes, son las denominadas “piezas” publicitarias, post, vallas, campañas, activaciones de marca, generación de contenidos, patrocinios… esta es la ejecución operativa, pero, detrás de lo evidente, el éxito del cumplimiento del propósito del mercadeo se basa en el diseño consistente de un buen plan de marketing, con claridad en las metas, en los objetivos y en las estrategias respectivas para alcanzarlas. Con el debido monitoreo, control y evaluación cuantitativa por medio de los indicadores de gestión.
En todo plan operativo de acción se deben analizar los pros y los contras de cuatro perspectivas empresariales:
- Financiera
- Clientes
- Procesos internos
- Crecimiento o desarrollo y aprendizaje.
Es necesario buscar el equilibrio y balance adecuado de estas perspectivas que en prospectiva permitirán el éxito organizacional.
El potencial, la fuerza electromotriz del mercadeo, se desprende de la correcta interpretación y evaluación del marketing mix, de la mezcla del mercadeo, teniendo en cuenta si se aplican las 4 P del Mercadeo para un producto físico, o, las 7 P del Mercadeo para un producto intangible, para un servicio. De la aplicación de esta metodología complementada con un adecuado análisis DOFA, se construyen y ejecutan las matrices de las metas y los objetivos, y la de los objetivos y estrategias, derivando en los planes de acción operativos que serán el imán de atracción para los consumidores o clientes.
Un buen imán de marketing genera tráfico efectivo de clientes reales, cumpliendo con las metas de los volúmenes de venta necesarios para la estabilidad y crecimiento de una empresa en el radio de acción correspondiente a su segmento o nicho de mercado.
