En 2005, cuando quería un descanso tras la muerte de su hijo de 11 años en un accidente, lograr la liberación de su esposo secuestrado y quedar sin un peso en el bolsillo, Maritza Serrato alquiló un local en el entonces nuevo Centro Comercial San Pedro Plaza de Neiva y sin pensarlo dos veces, abrió Café Soca, un sitio para tomar una taza de café especial de la región, que le compite a Juan Valdez y que fue medalla de oro en los Monde Selection 2020.
Así, Maritza Serrato, la menor de diez hermanos que recogía café en el municipio de La Plata para jugar, se les adelantó a Juan Valdez, pues cuando ese tipo de tiendas llegó a Neiva, ella reinaba en la mente de los consumidores que se reunían en su Café Soca a conversar y compartir una taza con aroma de mujer, pues en esta cadena productiva, la contribución del trabajo de las mujeres se estima entre un 40 % y 80 %.
Una de estas inspiradoras mujeres es la mamá de Maritza Serrato que preparaba el café en olleta y la dejaba beneficiar, secar y vender los granos para comprarles regalos a ella y a sus hermanos con el dinero recogido. Así aprendió desde muy pequeña a administrar, ahorrar y valorar el dinero.
Estudió en Neiva, pero regresó a La Plata a trabajar en una entidad bancaria donde conoció a su esposo y tuvo a su primer hijo. Por los extensos horarios, prefirió quedarse en casa, pero no por mucho tiempo pues un hermano tenía una bodega y Maritza Serrato se fue a estar detrás de una báscula para comprar café.
Su experiencia en el sector financiero le ayudó a crecer el negocio con el apoyo de su esposo, que luego dejó también de ser empleado en una entidad bancaria y se trasladaron a Neiva para que los hijos estudiaran. Allí compraron maquinaria para trillar y exportar café, negocios que tenían mayores riesgos y también le enseñaron otros secretos de la industria cafetera.
Cuando todo parecía ir viento en popa, su hijo de 11 años falleció en un accidente y secuestradores sacaron a su esposo en pijama de la casa. Maritza Serrato, también sin pensarlo dos veces, se puso al frente de su liberación hasta lograrlo y empezó otra vez de cero con la decisión familiar de perdonar porque según ella, el perdón es sanador y trae paz.
Todo ese estrés le causó problemas de salud y cuando quería descansar un tiempo, terminó abriendo un negocio. En menos de veinte días creó un ambiente adecuado para compartir el café, consiguió baristas cuando apenas el oficio empezaba a ser conocido y ella misma preparaba los postres para Café Soca en su casa.
Con disciplina, perseverancia y ganas de trabajar, en los últimos 30 años, Maritza Serrato y su familia, que figura entre las 25 que impulsan el boom cafetero en el Huila, ha logrado posicionar nacional e internacionalmente la marca Café Soca y sus hijos ahora socios, Claudia Valencia, la financiera, y Albert Valencia, el maestro tostador, la siguen haciendo crecer con nuevos productos como la línea de café tributo a la mujer o el coffee sachet en bolsitas individuales.
En el Huila y junto a Café Soca también crecen cerca de 84 mil familias de los municipios de La Plata, Garzón, Acevedo, Santa María y San Agustín, dedicados a producir café excelso en fincas certificadas en un laboratorio de cata para conservar los sellos de Denominación de Origen que garantiza que el café es 100 % colombiano, tienen sello Rainforest Alliance que garantiza las buenas prácticas medioambientales, el UTZ de agricultura sostenible fundado por los Países Bajos y el de Fair Trade sobre cumplimiento de los estándares del comercio justo.
Una marca que le compite a Juan Valdez
Actualmente, Café Soca, que significa renacer en la actividad cafetera, tiene 11 locales en Neiva y Bogotá donde los consumidores pueden pedir una cata, conocer variedades de café y métodos de preparación que la mantienen en la competencia con las tiendas Juan Valdez para tomar una tacita de café.
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