Como el protagonista de la obra el Tambor de Hojalata de Gunter Grass o de la novela La casa de los Espíritus de Isabel Allende, la venezolana Marisol, es una artista que tenía una inocencia tan real como literaria. Como persona y como creadora se construyó por dentro el mundo y la apariencia que le tocó vivir una presencia misteriosa y con una timidez que puede hacerla parecer como ausente. Cuando se conversaba, la mirada de Marisol nos hacía pensar en qué momento perdimos la inocencia en nuestros ojos o cómo ha hecho ella para cultivar y preservarla. Marisol está con estuvo siempre a toda hora envuelta en su historia creativa. Y, Como Arman o Christo, basta de un solo nombre y se llama Marisol. Nació en Paris en 1930 y murió en Nueva York en 30 de abril de 2016.
Ella fue un misterio que ha existido lo podemos seguir a través de los títulos de algunos de artículos que se han escrito sobre ella. “Es Pop, no es Op, ¡¡¡¡¡es Marisol!!!!!” Anotó Grace Glueck, en la revista de New York Times en 1965. Paul Gardner en 1989 se preguntó…¿Quién es Marisol? “El fenómeno conocido como Marisol”, la llamó el New York Observre en 1995 y de “sui generis” la calificó… George Melrod en la revista Arts and Antiques en 1995. Es verdad. Tanto en su obra como en su personalidad existe una incógnita que no permite darle categorías ni tener afirmaciones decisivas. Ese misterio está integrado a su vida y obra. Los críticos y el público aclaman su obra a tal punto que ha sido coronada como la "reina del arte pop". Pero, como ocurre con muchas artistas femeninas, la historia ha olvidado en gran parte sus contribuciones, mientras se resaltan las de sus contrapartes masculinos. La representó durante muchos años la galería Marlborough. Algo parecido puede haber sucedido como sucedió con obra de Francis Bacon. Cerraron sus puertas y vendieron su obra…
Marisol, una pionera por convencimiento propio, se inventó un nuevo prototipo dentro de la Figuración del siglo XX. De una forma despierta y fresca, retomó el espacio artístico que Duchamp determinó en 1913 y dió una paso más allá del “Happening” cuando abordó las técnicas del ensamblaje e instalaciones en los años 50. En esta primera etapa la idea de la escultura, imprimiéndole a sus cuerpos-cubos un ratazo del cubismo o parte del dictamen Minimalista de la época. Desglosó las intenciones de Goya en sus “Caprichos” para ver el mundo con distancia crítica. Se detuvo en la realidad para recoger objetos de la vida cotidiana para encontrar en maderas viejas demoliciones en Nueva York buscando un otro espacio y un otro tiempo.
Se inventó una nueva forma de “collage” cuando prestó rostros que sacaba de revistas para pegarlas sobre madera. Y para completar en cada obra existen datos personales.
Sus esculturas tienen vida propia. Como George Segal, no se quedó inmersa ni acomodada en el mundo del Pop, aunque fue una protagonista del Movimiento. Sus figuras mentales ocupan un espacio singular literalmente corpóreo. Su concepción del espacio tiende a esa una unidad múltiple que, para siempre dejó suelta en sus pinturas el belga Magritte. Además, infiltró una carga emotiva a sus objetos y, encontró en el ensamblaje una manera de reconocer la integridad humana en retratos muestran situaciones sociales.
Sus esculturas, poco a poco, se volvieron expresionistas porque la artista respeta los dictámenes de la veta de la madera y porque talla con la fuerza que construye su única razón de ser. Primero dibuja mapas humanos en la madera y luego los lija para encontrar un secreto que se encuentra más adentro de la superficie del material. Luego los talla. Así busca una nueva identidad en la escultura y también encuentra una nueva propuesta para el dibujo. Murió pobre y desamparada.