María de la Paz Jaramillo, más conocida como Maripaz, ha dejado una huella en el arte colombiano, sus series -que empezaron a circular a finales del siglo XX- han dejado un legado en el expresionismo que ha trascendido el espacio tradicional que le era dado. Hoy, sus obras viven en diferentes formatos, atraviesan diferentes generaciones y representan a diferentes momentos de la vida a través del color. En exclusiva, una entrevista con una artista colombiana que cumple 45 años de trayectoria.
Las 2 Orillas: Maripaz comencemos esta entrevista hablando sobre los 45 años que lleva de trayectoria en el arte colombiano. ¿Cómo ha sido esta trayectoria?
M.J: Sebastián, yo la considero como un gran triunfo, porque sostenerse más de cuatro décadas en el arte es muy difícil. Eso quiere decir que he trabajado mucho, que he estado vigente en diferentes partes, he sido galardonada con varios premios y bueno, es como un regalo de Dios, el haberme dado la posibilidad de trabajar todo este tiempo.
Las 2 Orillas: Su trayectoria no ha sido fácil, varias de sus obras han llegado a ser controversiales y ha tenido que batallar, constantemente, contra una cultura machista. ¿Cómo ha sido posicionar su legado en medio de este contexto?
M.J: Efectivamente, me han bajado dos obras: una en la Luis Ángel Arango y en Monterrey. La primera era un Bolívar con Manuelita me lo bajaron porque el embajador de Venezuela se puso bravo porque Manuelina la estaba metiendo la mano en la casaca al libertador. El segundo fue por el cuadro de La Monja, que hice en el marco de la serie Oficios de Las Mujeres… fue polémica porque mostraba los senos.
Entonces, sí, yo creo que la obra siempre ha sido contestataria, así como el expresionismo que pinto. Algunos se lo atribuyen a las expresiones faciales, a los rasgos del cuerpo o al uso de los colores, porque resultan muy estridentes, muy pop. Entonces, creo que ido contra la corriente durante mucho tiempo. Pero, eso me gusta, desde pequeña siempre he sido contestataria y muy rebelde.
Las 2 Orillas: Hablando sobre esa visión de arte, me acuerdo que hace algunos años me contaste sobre una grata relación que tuviste con Beatriz González. ¿Cómo ha sido hasta el momento?
M.J: Bueno, hace poco me la encontré en un restaurante y debo decir que nos queremos mucho; aunque debo de aceptar que ha sido más difícil actualmente, porque ella está en sus cosas y elaborando sus obras de arte político, antes teníamos más unión dentro de la obra, pero la sigo admirando un montón y reitero: nos queremos mucho.
Las 2 Orillas: En buena hora, ya que hablamos un poco sobre su trayectoria en el arte, hablemos sobre Dulce Amanecer, la más reciente serie que está exponiendo en Galeria Baobab. ¿Cómo nació la idea?
M.J: Empecé la serie en el año 2018 o 2019, después de haber terminado la exposición Abrazos que se llevó a cabo en la Galería Msaison y que la hice durante la pandemia. Después, retome las obras de Dulce Amanecer, aunque yo me demoro mucho tiempo haciéndolas, de 3 a 4 años.
Después de haber hecho mujeres torturadas, frustradas y adoloridas, quise representar mujeres dulces, empoderadas, optimistas y cargadas de positivismo. Hice un estudio sobre eso, me basé en fotos que encontré en internet, en revistas y así empecé a trabajar en esta serie. Hemos luchado tanto como artistas que en estos 45 años es maravilloso poder hacer algo positivo. El país está en mala situación, el mundo está peor, entonces, me dije: quiero hacer algo positivo, bello y alegre.
Las 2 Orillas: Hablando sobre sus obras, ¿Qué tan importante ha resultado el color amarillo? ¿Tiene alguna profundidad dentro de sus series?
M.J: Sí, el color amarillo representa cualquier raza. Ese concepto me parece interesante, las acoge y representa tanto a mujeres, hombres o parejas.
Las 2 Orillas: El arte ha sido la herramienta que le ha permitido expresarse por más de cuatro décadas, ¿cómo fue encontrarse con esa experiencia en pandemia?
M.J: Yo logré salir de Bogotá un día antes de que cerraran las puertas de la capital hacia otras ciudades o departamentos. Me dirigí a una finca en Virginia, cerca a Pereira, con mi hermana y logré pintar. Fue duro, pero no tan duro como en la ciudad. Yo estaba al aire libre, teníamos una buena variedad de mercado y nos colaboraban con ese tipo de actividades.
En esa época pinté la serie Abrazos, tuve la suerte de que Cartón de Colombia hizo el calendario de los cincuenta años y me invitaron para esa celebración. Logramos hacer todo el proceso por internet: establecer la conexión, mandar las fotos y sacar adelante el proceso de producción del calendario. Hoy en día, la tecnología nos permitió esa bondad.
Las 2 Orillas: Hace algunos años estuve en tu galería y me percaté que tienes, efectivamente, una imagen de referente y una música de fondo. ¿Continúas con ese ritual?
M.J: Sí, todavía lo hago. La foto, el lienzo y la música. La serie que hice, por ejemplo, de pareja en Cali o la del tango en París tiene una inspiración musical. En esta nueva ocasión en Dulce Amanecer hicimos una animación que integra muy bien la imagen con el son cubano.
Las 2 Orillas: ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Santiago Castaño, la persona que está detrás de la animación?
M.J: Fue un proceso muy especial porque yo quería hacer una animación desde hace rato, pero no sabía cómo. Entonces, me presentaron a Santiago y en seguida le presenté mi proyecto. Yo sabía, de ante mano, que no había hecho animaciones con obras de arte, pero fue un reto para ambos.
Las 2 Orillas: Para los lectores que no hayan visto tu obra o, en su defecto, tu nueva serie. ¿Qué se pueden encontrar en ella? ¿Un resumen gráfico de la obra?
M.J: Sí, es un resumen gráfico de mujeres que escogimos para que pudieran tomar vida, para que se pudieran mover, picar el ojo y capturar al espectador. Creo que Santiago hizo un excelente trabajo mostrando esa facet, evidenciando el cambio de colores y de tonos: pasa a azul, rojo, verde, amarilla, entre otros. Ese recurso que logramos me parece sensacional y creo que lo logramos por las posibilidades que ofrece la tecnología.
Las 2 Orillas: Teniendo todos esos detalles en cuenta, ¿Qué emociones pueden despertar las obras de Dulce Amanecer en los espectadores?
M.J: Yo espero que la gente sienta alegría y emoción. En términos generales, que disfruten la obra y sonrían. Eso espero que sientan cuando entren a este espacio y recorran la galería.
Las 2 Orillas: ¿Este espacio es como una suerte de antídoto por los factores que hemos hablado previamente?
M.J: Exactamente, anoche leí que habían hecho un álbum de Celia Cruz como su ella estuviera presente en Cuba, en ese momento alguien preguntó si tal vez ese contenido era una especie de antídoto o de refugio por todo lo que está aconteciendo allí y las personas dijeron que sí. Yo también siento lo mismo con mi arte, esta es mi forma de generar un antídoto ante las diferentes formas que estamos viviendo. Por eso, siento que la gente que entra se encuentra con una sensación fresca y agradable.
Las 2 Orillas: Hace unos años hablamos sobre la importancia del arte en tu infancia, me contabas que te permitiría dejar de llorar y conseguir calma. ¿El arte todavía sigue siendo ese bálsamo?
M.J: Te voy a ser muy sincera, hay momentos en los que uno se preguntó si lo he estado haciendo bien, o, incluso, momentos en los que los críticos de arte atacan mi obra. Pero, yo siempre sigo adelante. Me siento feliz de poder pintar. Por ejemplo, en la finca logré montar un estudio y elaborar cuadrados pequeños. Estoy de acuerdo con lo que decía el maestro Botero: uno no puede vivir sin pintar.
Las 2 Orillas: El 15 de septiembre, el maestro Fernando Botero falleció y le dejó un legado al país. ¿Cómo viviste ese momento?
M.J: Yo pienso que Fernando Botero es un artista maravilloso. Es un muy buen artista, el colorido es magnífico y bueno, la donación que hizo me pareció especial. Yo también tuve un aporte en 1998: doné 120 grabados al Museo de Arte Moderno de Pereira , donde se encuentra una sala con mi nombre y, sobre todo, porque creo que uno debe de colaborar con su región. En mi caso, esa exposición logró recorrer diferentes pueblos del viejo Caldas y presentarle las obras a diferentes personas, eso me trae mucha emoción.
Las 2 Orillas: En estas décadas de trabajo en el arte se han presentado varias anécdotas con diferentes íconos populares, una de ellas fue Helenita Vargas, a quien representó en la serie La Ronca de Oro. ¿Cómo recuerdas esa época? M.J: Toda esa época de música fue maravillosa, la viví en Cali y me encantó. Helenita hacía conciertos privados y yo le hice varios dibujos en ese contexto. También fue la época en la que los artistas íbamos a bailar salsa en esa ciudad tan maravillosa. Hace poco fui a Cali y les pedí que me llevaran a rumbear, pero ya no se puede.
Las 2 Orillas: ¿Ese gusto por la salsa pervive?
M.J: Sí, tengo que confesar que me encanta la salsa y el son cubano.
Las 2 Orillas: Volvamos al arte porque si bien la salsa y el son cubano son géneros que te inspiran al pintar. Quiero profundizar en tu visión sobre el cuerpo femenino, porque a lo largo de estos 40 años has representado a diferentes mujeres dentro del ámbito religioso, del entretenimiento o, inclusive, sexual. ¿Cómo ha sido ese acercamiento?
M.J: En la primera época fue, como dijimos, muy dura y violenta, relacionado a lo que estaba aconteciendo con las trabajadoras sexuales y los oficios de las mujeres. Era una época complicada para todas, complicada incluso para mí en el mundo del arte, que la mujer surgiera, era una lucha constante. Después, me he ido tranquilizando en el sentido que la mujer ha podido llegar a diferentes espacios. Por ejemplo, ayer vi en la televisión que un grupo diverso de mujeres se encuentra trabajando en el sector de maquinaria pesada y me encanta ver esa libertad femenina, que no ha sido gratuita. Los hombres se han adentrado en los oficios del hogar y de la crianza de los hijos. Eso, definitivamente, ayuda a que la mujer pueda tener otros espacios de formación y de poder.
Las 2 Orillas: ¿Podemos ver algunas figuras famosas de la cultura popular en Nuevo Amanecer o son producto de un ejercicio creativo?
M.J: Hay referencias a mujeres internacionales y nacionales, como Shakira; para ponerla como ejemplo.
Las 2 Orillas: ¿Cómo haces para seleccionar a la mujer que vas a pintar? ¿Qué criterio tienes?
M.J: Saco fotos de internet y revistas, me gustan las revistas de sociedad o mundanas para ciertos sectores. Eso me ayuda a mi proceso creativo y a tener una imagen estática, hace algunos años trabajábamos con modelos. Sin embargo, para mi estilo y mi técnica, me funciona más la fotografía como recurso, y no se cansa.
Las 2 Orillas: ¿Cómo sigue tu relación con el grabado y la serigrafía?
M.J: La obra gráfica siempre ha estado dentro de mi trabajo, de hecho de eso hice mi tesis de grado en ello. También me inspiré en mis viajes a París, Italia y Londres, para continuar con mi profundización en el tema.
No obstante de ello, Humberto Giangrandi fue el que me inició. En Dulce Amanecer podemos ver unas serigrafías que hice con escarcha. Claro, la edad no llega sola y ahora tengo un equipo de personas que han trabajado con Humberto, que me ayuda en ciertas tareas específicas, ya que no soporto los ácidos o el thinner.
Las 2 Orillas: Para los lectores que no han podido ver la exposición, podrías comentarnos qué tipo de materiales se encuentran en las obras?
M.J: Yo diría que hay una variedad de técnicas sobre papel como la serigrafía, en este caso diez copias, individuales para que la gente los ponga en la mesa como objeto utilitario, animación y los cuadros sobre lienzo. Todo a un precio asequible.
Las 2 Orillas: Para ir cerrando esta entrevista, quisiera saber cómo has logrado dar ese aire popular y utilitario a algunas de tus obras? Por ejemplo, la serie de Abrazos se instaló en algunos objetos que fueron comercializados por Juan Valdez…
M.J: Eso me encanta, poder estar en diferentes partes con mi obra, que los ciudadanos la puedan comprar, que la puedan usar y disfrutar. La última colaboración que hice con el Museo Nacional, por ejemplo, fueron unas pañoletas de seda.
Las 2 Orillas: Pasar del arte contemplativo a lo popular…
M.J: Me encanta el arte popular y yo lo he trabajado en todas las series, he hecho algún objeto o me he aliado con instituciones para llevarlos a cabo. He elaborado buzos, individuales, pañoletas, buzos, entre otras cosas.
Las 2 Orillas: ¿Qué te seduce del arte popular?
M.J: En mis cuadros he abordado lo popular con escarcha y con otra serie de herramientas que me han permitido nutrirme a partir de los diferentes objetos populares. Me interesa que la gente lo use.
Las 2 Orillas: Para finalizar, hay una frase tuya que está exhibida en esta galería y dice lo siguiente: Yo creo que, como en la poesía, se mezclan las palabras, en el color se mezclan los elementos. Ese sería el paralelo entre el color y la literatura. ¿Cómo se dio ese momento de enunciación?
M.J: Hace unos años me hizo una entrevista un poeta y de ahí salió una de las frases que más me han marcado, para mí el color y su uso es como la poesía.
Las 2 Orillas: En cinco años cumples cinco décadas en el arte colombiano. ¿Tienes pensado algún proyecto?
M.J: Sí, tengo pensado hacer una retrospectiva con algunas obras que han estado exhibidas, otras que tienen instituciones y, ojalá, con algunas obras que tienen coleccionistas que me han apoyado a lo largo de estos años. Sin duda, tengo pensado hacer ese proceso retrospectivo de mí misma y de mi obra si estoy viva y, si no, que mi familia lo haga.
Las 2 Orillas: Maripaz, para finalizar...tú llevas una larga trayectoria en el arte, ¿Cómo te gustaría ser recordada?
M.J: Como una mujer que trabajó mucho, estudió y que abordó muchas técnicas. Eso me interesa mucho, he sido seria en mi trabajo y me he mantenido hasta ahora. No me he dejado llevar por la moda, pero yo me sostengo en mi mundo.