En medio de la tormenta generada por su separación con la socialité Isabel Preysler ocurrida a finales del 2022, Mario Vargas Llosa abandonó sus cuarteles madrileños y regresó a París, ese viejo amor, a pasar una temporada al lado de su hijo Álvaro quien, a través de su Twitter, ha mantenido informado al mundo de los pasos del escritor en este nuevo capítulo de su vida.
Este jueves dos de febrero anunció por esta red social que su padre, último exponente vivo del Boom Latinoamericano, el movimiento que posicionó a nivel mundial a escritores como Julio Cortazar, Gabriel García Márquez o Carlos Fuentes, empezó el trámite para ser miembro de la Academia Francesa de la Lengua, una institución creada en 1635 por el cardenal Richelieu y que tiene como propósito fundacional la preservación e inmortalidad de la lengua francesa.
Las obras del premio Nobel 2010 se han traducido íntegramente al francés y han sido publicadas en ese país por la editorial Gallimard. Vargas llegó a París en 1959, a los 25 años, después de ganar un concurso literario. Lo hizo al lado de Julia Urquidi, su tía y primera esposa y desde entonces ha sabido mantenerse como una de las bestias sagradas de las letras mundiales.
Este jueves 2 de febrero inició el primer paso a lo que es considerada la inmortalidad literaria, leyendo un discurso en la sala Jaquelinne de Romily del edificio de la Academia Francesa de la Lengua que fue sometido a debate por el comité. Esto es sólo una formalidad dentro del rito de ingreso a la Academia que se completará el próximo 9 de febrero. La ceremonia se cierra ofreciéndole al autor de La fiesta del chivo una espada, símbolo de la Academia.