Al llegar a la cima de Val Thorens, abrazado a su compañero Geraint Thomas, a Mario Sábato se le quebró la voz. Era inevitable no fundirse en la emoción. El argentino fue la voz que explicaba lo que sentíamos los colombianos al obtener lo que se busca desde 1983 cuando el equipo Pilas Varta representó por primera vez a Colombia en la competencia ciclística más importante del mundo: el Tour de Francia.
Nacido hace 41 años, los primeros recuerdos de este argentino están asociados a la bicicleta. Su tío Carlos Reybaud, representó a su país en los Juegos Olímpicos de Munich y su papá también destellaba en los velódromos del mundo. Su mamá también contrajo la pasión y se volvió dirigente ciclística en Argentina. Mario se conformó con ver las carreras, con escribir sobre ciclismo y, desde el 2009, es la máxima autoridad en ESPN.
Hasta el 2014, cuando salía con su esposa y sus cuatro hijos por las calles de Buenos Aires, nadie lo conocía. Como él mismo lo dice, ni siquiera su familia sabía en qué trabajaba. Pero el espectacular Giro que tuvieron los colombianos fue el que lo convirtió en un ídolo en nuestro país, gracias a la emoción con la que nos contaba cómo, en una subida, Nairo arrancaba “Como una moto” fundiendo a los encopetados ciclistas europeos. Cuando el antioqueño Julian Arredondo ganó su etapa en la ronda italiana, Sábato no se contuvo, se levantó del asiento y empezó a gritar como un poseso. Sus compañeros de cabina lo miraban asombrado. Y es que él, quien nunca hizo un curso para presentar programas de televisión, siente el ciclismo no como un profesional sino como un fanático. Lo mismo pasó cinco años después, el pasado viernes, cuando Egan Bernal se convirtió en el tercer ciclista colombiano en lucir la camiseta amarilla en el Tour de Francia
Mario Sábato nunca imaginó que esa transmisión lo convertiría en una estrella en un país que ni siquiera lo conocía. En el 2014 lo llamaron para que llevara las incidencias de la Vuelta a Colombia y en lugares tan inhóspitos para él como Honda y El Espinal en Tolima, y Arcabuco en Boyacá, tenía que destinar una hora para tomarse fotos y firmar autógrafos con las hordas de fans que lo rodean incesantemente cada vez que viene al país. Su agradecimiento y amor hacia Colombia se ven reflejadas en las fotos que sube con su familia. El menor de sus cuatro hijos, por ejemplo, no va al colegio cada vez que Nairo, Egan o Rigo corre una etapa decisiva.
A la última vuelta a Colombia también volvió y ya son pocos los lugares del país que no conoce. Se quedó un rato en Boyacá y fue a la casa de los papás de Nairo Quintana y pisó el pavimento que ha forjado a tantos ciclistas. En las dos ediciones del Tour Colombia Sabato prácticamente sirvió de anfitrión. Le encanta el jugo de lulo y conoce detalles de lugares tan apartados como pueblos del Valle del Cauca o Norte de Santander
Su voz será la oficial por la que lloraremos cuando dentro de poco Egan cruce la meta en París. Su transmisión paralizó al país y personalidades como Carlos Vives o el Cholo Valderrama reportaban a diario sintonía. La dupla que hizo con Victor Hugo Peña será recordada por años. Además su cruzada por crear un equipo Latinoamericano podría dar resultados. Qué duda cabe que Mario Sábato es mucho más que un locutor deportivo.
