Los dirigentes políticos barranquilleros, el gobernador Eduardo Verano de la Rosa y el alcalde Álex Char cocinaron con cuidado el remplazo del rector Carlos Prasca durante sus tres meses de suspensión. Buscaban asegurar mantener el control de la Universidad del Atlántico con un rector (E) de su cuerda y para ello realizaron varias movidas. La candidata Mariluz Stevenson, quien se desempeña como vicerrectora administrativa y financiera, de la confianza de Carlos Prasca, era el nombramiento que necesitaban sacar adelante.
Sorpresivamente, el viernes, en la víspera de la reunión extraordinaria del Consejo Superior Universitario, el Ministerio de Educación formalizó con el decreto 345 y por conducto de la ministra María Victoria Angulo, el cambio del delegado del gobierno nacional ¡. El escogido fue José Penso, un comunicador dedicado al marketing político, ajeno al mundo académico, pero cercano al gobernador Verano de la Rosa, al punto de ser actualmente asesor de Pedro Lemus, su candidato para sucederlo en la gobernación del Atlántico.
Stevenson, quien solo logró los votos en la tercera ronda de votación, cumplía los requisitos políticos: de la cuerda de Prasca, al tanto de nombramientos y compromisos como vicerrectora administrativa y financiera, y algo clave: Su esposo Moisés Díaz es un empresario del transporte y vinculado al futbol en el Atlántico, muy cercano por esa ruta a Arturo Char, con lo cual forma parte del anillo empresarial del Grupo Char. Llego incluso a ser presidente de la Liga de Fútbol del Atlántico, y la empresa familiar Transdiaz presta servicios a empresas de los Char; realidades que apuntalan a Mariluz Stevenson, quien además empieza a colocar en la línea de sucesión en caso de la renuncia definitiva de Prasca y de cara a las elecciones de rector en propiedad en Octubre.
La designación de Stevenson no se logró fácil. Los promotores de la candidatura con Verano de la Rosa fungiendo de jefe de debate tras bambalinas, solo lograron la mayoría en la tercera ronda. Para consolidarla fue definitivo el voto del profesor Roberto Figueroa, representante de los docentes en el Consejo Superior con una apetitosa promesa burocrática: ser nombrado en la vicedocencia, cargo que le fue ofrecido vía el secretario general Roberto Henríquez Noruega y el propio Verano, quien tenía la urgencia de salir de la reunión extraordinaria con el encargo de la rectoría solucionado.