Campeona, te amamos. No hay nadie más grande que tú. En realidad sí puede haber alguien más grande y es Nairo. Nuestro Nairo. El deportista que tiene criterio, que es capaz de decir la verdad. Las declaraciones de Nairo las han respaldado otros ciclistas. Mira no más lo que dice la joven promesa Egan Bernal quien nunca recibió un peso de Fedeciclismo. Mira lo que le pasó a una ciclista que compitió en la prueba de ruta para mujeres de los Olímpicos, abandonada por la Federación en Rio. O el maltrato que sufrió el gran Fernando Gaviria en el aeropuerto de Medellín horas previas a la competencia, y eso que era favorito.
¿Te acuerdas que, al llegar al aeropuerto de Río nadie lo estaba esperando y se perdió? Mariana, ¿por qué tuviste que hablar cuando Carlos, tu papá, el hombre que construyó a la campeona, es vocal de la Federación? Hay que respetarse entre colegas sobre todo cuando el otro es el mejor del mundo.
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Nadie discutirá la importancia que tienes para el país. La berraquera con la que te has levantado de todas las caídas, de esa fractura del hombro que casi te saca del deporte, que casi te jubila cuando eras una niña. Pero Mariana, en este caso no deberías hablar, no tienes autoridad moral para hacerlo. Tu papá está involucrado en ese problema. La que se debería callar eres tú. Dedícate a lo que mejor sabes, la diosa alada del BMX, nuestro máximo orgullo. Los papás de Nairo aún venden ruanas en Cómbita mientras que tú siempre has sido una niña bien. Por eso, aunque los dos son grandes campeones, Nairo se ha ganado un respeto, una idolatría que tú, con todas tus medallas de oro, nunca podrías lograr.
Nairo es Colombia, tú eres solo Medellín.