No cabe duda, es la reina del BMX. Un carrerón con las mejores del mundo. Mariana había sufrido mucho para llegar hasta acá. Rotura de ligamentos, fracturas en la rodilla. Las apuestas incluso la ubicaban como la tercera favorita. No había fe, casi no había esperanza. Pero Mariana lo logró.
A los 29 años Mariana se quería retirar de los olimpicos por la puerta grande. Y vaya que lo consiguió. Y de que manera. Fueron unas semifinales muy emocionantes. Mariana arrancó el primer hit de menor a mayor. La remontada fue sensacional. Luego administró la ventaja y con comodidad se clasificó a la final.
Entonces vino una de las mejores finales olímpicas que este país haya vivido. Solo la británica Brittany Shriever podía disputarle la carrera. Y al final por media rueda Mariana no pudo consagrar lo que sería un hito inolvidable: ser tres veces campeona olímpica. Pero lo que consiguió, con la plata, es para llorar de la alegria, como ella misma lo está haciendo ahora, arropada en la bandera, dejando atrás las lesiones, los dolores. Nadie puede imaginar lo que sufrió. La plata a veces sabe a oro.