Hace dos semanas se produjo la captura de María Paulina Caballos, viuda del ganadero Fernando Cepeda quien muriera acribillado en el año 2002. Paradójicamente, la viuda fue acusada de mandar matar a su propio esposo, insinuación que se salía un poco de toda la línea del caso; pues ella misma fue quien, después de 10 años en los que estuvo perdido el expediente, puso toso su empeño para dar con el paradero de los autores intelectuales del papá de su pequeña hija.
Todo indica que tras todas las pruebas que mostró en medios de comunicación el abogado Abelardo De La Espriella, a los fiscales del caso les fue llamada la atención por sus superiores, tras la posible equivocación que estaban cometiendo en este caso que ya lleva casi una década sin resultados fácticos. Es de recordar que los primeros testigos que ayudaron a desempolvar el expediente del asesinato de Cepeda, fueron paramilitares sometidos a Justicia y Paz, quienes aseguraron que la persona que había pagado para que mataran al ganadero Cepeda fue la exrectora de la Universidad Autónoma del Caribe, Silvia Gette.
De manera extraña, Silvia Gette está detenida por soborno (supuestamente por tratar de sobornar a uno de los testigos del caso Cepeda) y no por el homicidio en cuestión.