A sus 29 años, María Paula Bojacá sabe lo que es sentir en carne propia la discriminación y el rechazo. Ella es una mujer trans que hace parte del 6,8% de la población colombiana que pertenece a la comunidad LGTBI. Hoy cuenta cómo ha sido su andar en medio de los escabrosos caminos de la exclusión.
“Es el señalamiento de la gente como: ‘ahí va’, ‘ahí viene’, pero nunca se han puesto a pensar ni a ponerse en los zapatos de las personas”, comenta.
Mapis, como cariñosamente la apodan sus amigos, vive en el municipio de Madrid (Cundinamarca), donde es conocida por alzar su voz y luchar por los derechos de su comunidad. Una labor que le ha costado más de una lágrima, pero que realiza con perseverancia y tesón.
“La gracia es cambiar el chip a las personas heterosexuales, de que las personas transgéneros y las personas homosexuales pueden llevar sus vidas cotidianas, por ejemplo en el deporte”, dice.
Precisamente, María Paula hace parte del equipo de voleibol femenino de Madrid, convirtiéndose en la primera mujer trans en hacerlo. Pero sus aspiraciones no terminan allí, pues sueña con llegar a la selección nacional de voley y representar al país en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“En Cundinamarca ya abrí las puertas del voleibol, soy la primera chica transgénero acá; entonces quiero ser la primera chica transgénero nacional, jugando voleibol”, expresa con orgullo.
Para esta meta entrena dos veces por semana, e incluso practica otros deportes como el atletismo para fortalecer su estado físico. María Paula participó de la última edición de la Carrera Ciudad de Madrid 10k, competencia que tuvo una categoría exclusiva para la población LGTBI.
La idea fue impulsada por la alcaldía municipal, en la que trabaja Mapis. El alcalde de Madrid, Orlando Cardona Rojas, manifestó la importancia de propiciar espacios de inclusión. “Es incluyente porque estamos todos, pero también nos gusta la palabra influyente porque queremos influir en otras comunidades”.
Durante la competencia, María Paula no logró el primer lugar, pero se mostró contenta porque cada vez hay más conciencia y escenarios que permiten ver la importancia que tiene para el crecimiento y desarrollo social aceptar a todos los actores de la sociedad.
También le envió un mensaje a quienes, como ella, esperan trascender en la vida y dejar un legado. “Que sigan sus sueños y no se dejen derrumbar por nadie, siempre vamos a tener en el camino un ángel que siempre nos va a llevar”, sostiene.
Ella continuará su preparación con la mente puesta en Tokio 2020, pero, sobre todo, continuará trabajando con la idea de lograr una sociedad empática donde todos quepan y puedan expresarse sin el temor de ser discriminados y rechazados, pues como dice: todos somos iguales.