Maria Mónica Urbina es una de las reinas más emblemáticas de Colombia, que además logró el tercer puesto en la Miss Universo. La bella guajira todavía es recordada por tener uno de los rostros más hermosos que ha desfilado por Cartagena, considerada la Ornella Mutti colombiana, por su parecido con la mítica actriz italiana. El cubano Osmel Souza, conocido por ser el artífice detrás de los triunfos de Venezuela, ha repetido en varias ocasiones que Maria Mónica Urbina es la Miss Colombia más perfecta que recuerda haber visto. En Miss Universo, que en su año se celebró en Panamá, fue favorita. A pesar de quedar como primera princesa el recibimiento fue de gran ganadora porque en ese entonces fue la colombiana que más cerca estuvo de ganar el título, después de Luz Marina Zuluaga.
Fue Miss Colombia en 1985, en uno de los momentos más difíciles del país. Solo cinco días antes de ser coronada, se dio la toma al Palacio de Justicia por parte del M19 que terminó en una verdadera tragedia. Por tal motivo aquella edición del reinado estuvo muy cerca de ser cancelada. Por si fuera poco, dos días después de aquella noche en que se llevó la corona, ocurrió la desgracia de Armero que destruyó el municipio y enterró a 25mil personas. María Mónica Urbina vio empañado su recibimiento en su natal Riohacha, a donde había llegado a celebrar la primera corona de su departamento, porque debió trasladarse a Bogotá y de allí hacia los municipios aledaños a Armero para brindar ayuda a los damnificados.
Su nombre, en años posteriores al reinado, siempre estuvo asociado a revistas, portadas y apariciones en televisión. Como ex reina fue imagen de varias marcas y tuvo una carrera activa en el modelaje haciendo incontables campañas publicitarias. En años recientes Maria Mónica Urbina se dedicó a la preparación de reinas que competirían por la misma corona que ella ganó en Cartagena. Uno de los episodios por los que se le volvió a recordar fue por los desafortunados procedimientos estéticos que se hizo en el rostro. El rostro que en los años ochenta la hizo famosa había sido deformado por biopolímeros y tuvo que someterse a cirugías para retirarlos.
Su vida personal, al igual que su reinado, no ha sido ajena a tragedias. La primera de ellas ocurrió cuando tan solo tenía seis años. A esa edad debió afrontar la pérdida de su padre. A su mamá le tocó hacerse cargo del hogar compuesto por ella y sus cuatro hermanos. La historia se repetiría con el primer esposo de Maria Mónica. Jhon Fabian Vélez, padre de sus dos hijos, fue asesinado en 2010 al norte de Bogotá por un sicario de 15 años frente a su hijo, quien presenció la escena. La ex reina se había divorciado de él en 1997. La investigación concluyó que después de esa fecha, Vélez se involucró con negocios ilícitos de Wilber Varela ‘Jabón’, que terminaron cobrándole la vida.
Sería la relación que inició en 2011 con José Guillermo ‘Ñeñe’ Hernández Aponte, un viejo conocido de la infancia, la que hoy la tiene en el ojo del huracán. Aunque el ganadero fue asesinado en mayo de 2019 en Brasil por delincuentes que le dispararon para quitarle un reloj Rolex, han sido las revelaciones posteriores a su muerte las que lo convirtieron en noticia. Primero, se conoció que Hernández lavaba dineros provenientes de las actividades del capo ‘Marquitos´ Figueroa. Luego fue la filtración de unos audios la que evidenció que el Ñeñe Hernández tuvo un papel clave en la compra de votos para la campaña presidencial de Iván Duque en la Guajira.
La pareja no tenía problema en dejarse ver feliz en redes sociales por medio de publicaciones en Instagram. En los últimos días, Maria Mónica, quien era muy activa en dicha red social, decidió poner su cuenta con más de 170mil seguidores como privada. La filtración de los audios del Ñeñe Hernández la convirtió en noticia y objeto de todo tipo de señalamientos, pues en medios su nombre se encuentra asociado al del cuestionado ganadero. Por si fuera poco, en 2019 también perdió a su madre, Rina Pugliese de Urbina. En todo caso, la ex reina, quien no ha dado ningún tipo de pronunciamiento ni declaración pública, no vive un buen momento.