La Honorable Representante a la Cámara por Bogotá con el aval del partido político Centro Democrático, María Fernanda Cabal Molina, es politóloga de la Universidad de los Andes.
No obstante, la Universidad de los Andes es una prestigiosa universidad de Colombia. Es una de las instituciones de educación superior con un gran número de proyectos de investigación científica.
Estoy seguro de que la doctora Cabal no se expresa en nombre de su universidad. Su actuar no representa a la Universidad de los Andes. Tal cual sucede con la universidad pública.
La excelentísima congresista es una política colombiana, cuenta con formación en Ciencia Política y según se sabe fue directora del Programa Democracia del Departamento de Ciencia Política de su Alma Mater.
Es decir, la ilustre señora no es cualquier persona. Estamos hablando de una persona que tiene muchas maneras, medios y personas para que le expliquen en qué consiste ser una politóloga y política de una República. Cómo expresarse y cómo ser correcto y amable.
La representante Cabal no es una reina de belleza. No tengo nada contra las reinas de belleza. Es más: a mí la vida me ha puesto en situaciones en las que me ha tocado ser asesor de reinas en mi familia. Digamos que las conozco un poco.
Pero, ¿cómo es posible que la distinguida representante María Fernanda Cabal señale que no confía en la ONU, porque ahí está la Unión Soviética? ¡Por favor! ¡Qué disparate tan grande como una catedral!
Hasta un niño de primaria sabe que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (la URSS) ya no existe. La antigua Unión Soviética era integrada por varias repúblicas, como lo indica su nombre. No era solamente Rusia. Además estaban Bielorrusia, Uzbekistán, Kazajistán, Armenia, Azerbaiyán, Estonia, entre otras.
Que la Representante a la Cámara no sepa dicha información o se equivoque, no es nada chistoso. Es trágico, porque sirve de argumento para analizar la quiebra de la educación de Colombia.
¿Cómo hace una persona para llegar a ocupar cargos tan altos en las instituciones del Estado, pese a ignorar saberes tan básicos de Historia Universal?
Fernando Savater expresó que en una democracia los electores se parecen a sus elegidos. Si así son las cosas, entonces habrá que posponer las elecciones en Colombia por al menos 500 años. ¡Qué peligro que terminemos eligiendo a un pequeño rey zarrapastroso!
Esta misma congresista atacó de vagos a unos muchachos y les gritó que se dedicaran a estudiar. Ahora se comprueba quién es la persona que realmente debe ir a estudiar o a que le devuelva el dinero. Ella tiene que medir el alcance de sus palabras.
Esta situación es impresionante; extraordinariamente triste. Vivimos tiempos de demonización del oponente. Persiste la siniestra lógica de que el que no está conmigo es mi enemigo y debo ningunearlo.
Considero que todo posee una ilación perversa, incluso macabra. Ojalá que ser negro, mujer, niño, lesbiana, gay, estudiante de la universidad pública no sea motivo de estigmatización.
La verdad es que no anhelamos esos tiempos; no deseamos que vuelvan. Existe mucha preocupación, debido a los brotes de estigmatización ocurridos en los días más recientes.
Quieren satanizar el análisis, el pensamiento diferente, la crítica, la Universidad Nacional de Colombia y la universidad pública del país. Nos quieren sin cerebros. Nos quieren brutos como ellos. Nos quieren sin cabeza pensante. Nosotros nos negamos a ser maniquíes parlantes.