Después de varios trinos y con el propósito de atacar al Presidente Santos y el proceso de paz, Maria del Rosario Guerra terminó embistiendo hasta al más alto jerarca de la iglesia católica en Colombia Luis Augusto Castro y al Arzobispo de Bogotá el cardenal Ruben Salazar y, con tono mayor, se autoproclamó vocera de la mitad de los colombianos.
A la precandidata presidencial por el Centro Democrático la irritaron las declaraciones monseñor Luis Augusto Castro a raíz del atentado del Centro Andino cuando afirmo: "Estos son coletazos de los enemigos de la paz que de alguna manera quieren que el ambiente siga siendo de guerra".
Dejó a un lado su cercanía con la Iglesia y le pesó más la política que la religión