María de los Ángeles Cano Márquez fue la primera líder política del Estado colombiano. Con su oratoria y sus argumentos protagonizó a principios del siglo XX la lucha por los derechos civiles fundamentales, al igual que la de los derechos del proletariado. Fue pivote de las huelgas obreras, así como de la difusión de ideas socialistas como forjadora del PSR, Partido Socialista Revolucionario.
Nació el 12 de agosto de 1887 y murió el 26 de abril de 1967 en Medellín, Antioquia. Fruto de su independencia fue autodidacta, en parte influida por el pensamiento de su padre, el señor Rodolfo Cano, y de su madre, Amelia Márquez.
Entre sus aportes estuvo la vinculación hacia movimientos literarios al iniciar el grupo Cyrano, siendo la única mujer del combo. En 1923, trabajó con El Correo Liberal. En 1924 pregonó la idea revolucionaria de crear bibliotecas populares para los obreros: “gustéis conmigo el placer exquisito de leer". En 1925, los artesanos y los pobres de la ciudad la catalogaron la “flor del trabajo de Colombia”, como una forma de exaltarla por abrir espacios que tanto a ella como el pueblo le eran negados.
En efecto, su dinamismo político inició con el diálogo a favor de los trabajadores, pasando por la visita de centros fabriles hasta comités y comando populares. Una mujer que se tomaba la calles y las plazas en nombre de la igualdad y de la libertad, y que exponía con gran talento la reivindicación de los derechos civiles para enfrentar al caduco régimen conservador de la época y que musita todavía en el presente por medio de sus esbirros anacrónicos.
“Compañeros en pie. Listos para defendernos. Seamos un solo corazón, un solo brazo. Cerremos filas y adelante, Un momento de vacilación, de indolencia, dará cabida a una opresión más a nuevos yugos. Valientes soldados de la Revolución Social, ¡en marcha! ¡Oíd mi voz que os convoca! (La Humanidad, Cali, 22-12-25).
En 1926, edificó el III Congreso Nacional obrero. En 1927 y 1928, efectuó actividades propagandísticas a lo Alfredo Molano, en mula, ferrocarril, caballo, carro y en canoa para trasladarse a Caldas, al Valle, a Antioquia, a Santander, a la Costa, etcétera, donde se congregaban multitudes para escucharla y tratar de pensar más allá de los imaginarios de la época.
En 1928, estuvo pregonando en contra de la invasión de EE. UU. en Nicaragua. Así mismo, participó en el Comité de Lucha por los Derechos Civiles y en La Ley Heroica. En 1929, cuando aconteció la masacre de las bananeras que fue apoyada por el gobierno de turno conservador que concebía un desarrollo con capital extranjero y con características militares, ella estuvo en prisión dada la represión desatada por el Estado colombiano.
En 1934, apoyó la huelga del Ferrocarril de Antioquia y luego de ello quedó en un total silencio hasta que en el año 1945 las mujeres que obtuvieron el voto le ofrecieron un homenaje en Medellín. En 1947, laboró en la Imprenta Departamental de Antioquia. En 1960, fue contactada por la Organización Democrática de Mujeres de Antioquia con el motivo del Día de la Mujer, ante lo cual ella respondió: “¿No es lógico igualmente que la mujer esté, con los mismos derechos del hombre, en todos los frentes de la actividad económica, social y política de la nación?”.
Al final de su vida, con 79 años, fue obliterada y castigada por una sociedad neoconservadora por haber sido socialista y por haber pensado por sí misma. Sin embargo, con esta pequeña nota quiero reivindicarla como la mujer que fue en su tiempo, por lo trasgresora que fue, por pensar por ella misma y por ser “la flor del trabajo en Colombia”
Las fuentes fueron tomadas del Banco de la República (Departamento de Cultura), la revista Arcadia, la Fundación Universitaria María Cano, el Colegio María Cano y otra literatura especializada.