La bella, talentosa y polifacética Margarita Rosa de Francisco (actriz, reina de belleza, cantante, presentadora, columnista e influencer) mató el tigre y se asustó con el cuero, como diría mi abuela Petrona Oliveros. El aforismo significa, en términos ciclísticos, subir la cuesta, coronar con éxito la montaña, descender y ya en el terreno plano, teóricamente lo más fácil, tener un bajo rendimiento. Se hace lo difícil y luego se renuncia a todo lo logrado. ¡Valiente gracia!
La influencer, hasta donde se sabe, renunció a aspirar a conformar la lista al Senado por el movimiento Pacto Histórico o a ocupar cargo público alguno. En su renuncia remató con algo concluyente y contundente: "Con el reinado me bastó". Como la política es dinámica, no sabemos si Margarita de un momento a otro cambie de parecer y lo dicho aquí quede obsoleto.
Lo anterior es lo que se sabe hasta el momento de escribir esta columna de opinión. Quizás (aconsejada o no) esté aplicando la misma estrategia que aplicó Alejandro Gaviria: hacerse el difícil inicialmente, crear la expectativa, para luego aceptar con bombos y platillos y así crecer en popularidad. Todo es posible. Se acostumbra y es válido en política, donde todo vale.
Difícil creer lo anterior porque Margarita Rosa es demasiado honesta para entrar en política, donde se necesita despojarse de la deliciosa ingenuidad que la reviste, de argumentos éticos y morales, para poder sobrevivir, o si no que lo diga Roy o Benedetti, aunque hay que reconocer en los dos su compromiso con la paz.
Hace algún tiempo venía sonando su ingreso a la política, aupada por sus columnas de opinión en el periódico El Tiempo, de donde fue injustamente expulsada por la columna de opinión titulada 'Dilema ético'; en ella, de manera muy valiente, confrontaba a nadie más ni nadie menos que a Don Luis Carlos Sarmiento Angulo, propietario de la ya decadente casa periodística y propietario también de la mitad del sistema financiero en Colombia.
Don Lucho, un hombre inmensamente rico, que pertenece a la cofradía de los intocables en este país, donde reina la corrupción, la desigualdad y la inequidad; ella, Margarita, se atrevió a tocarlo y "salió como pepa de guama" de su periódico, vulnerándole así su sagrado derecho a la libertad de expresión. Ser empresario y a la vez dueño de la información es un aberrante dilema ético: ¿con qué independencia informaría el otrora mejor periódico de Colombia sobre los pecados el sistema financiero, el Puente de Chirajara o de Odebrecht. Quien posee la información posee el poder.
Me imagino la lucha interna, "la encrucijada en el alma", la profunda duda que le surgió a Margarita Rosa de Francisco. Su aspiración creció de manera exponencial, su aceptación es inconmensurable y ella al mismo tiempo empezó a deshojar las Margaritas: cogió los pétalos de la rosa y empezó a decir: me quiere/no me quiere/me quiere/no me quiere/. Hasta ahora no sabemos el resultado de la deshojada.
Fabio Valencia Cossío, curtido político conservador, decía certeramente: "Para ser político hay que tener cuero de gurre". El gurre, aquel roedor o armadillo gigante, de piel gruesísima que nada le perturba, nada le entra por la piel ni nada lo afecta desde lo exógeno. Yo agregaría como complemento: para ser político se requiere ser más duro que hueso de danta.
Entrar en política no es fácil, la política no son ríos de leche y miel, el poder se disfruta y se padece o si no que lo diga el exgobernador Luis Alfredo Ramos, quien lleva diez años padeciendo.
Como Margarita es demasiado honesta para ser política y dueña de una natural y bonita ingenuidad en el tema, y esto lo muestra en su Twitter, le cuesta decidirse. Para entrar en política hay que comprometerse y estar presto a padecer y pasar serias dificultades, porque como decía Horacio Serpa Uribe, "en política todos los que dicen ser amigos son falsos y los enemigos son verdaderos". Y Pepe Mujica remata con un consejo muy sabio y certero: "Quien se meta en política pretendiendo hacer dinero y no practicando su verdadera esencia, que es servir a los demás, entonces que se dedique a ser empresario". Hacer dinero no es un pecado, pero hacerlo con la política sí lo es.
Retomando a misia Petrona, que es mi alter ego, esta me aconsejaba: "Mijito: nunca se vea tentado a meterse en política activa, mire que el diablo es puerco y de pronto se topa con el doctor Cianuro; usted tiene un pie en la política y otro en la cárcel y hasta por honesto lo pueden encarcelar". En la vida he tomado muy en serio este sabio consejo.
En lo que sí estoy comprometido es con opinar y tomar posturas claras frente a nuestra realidad social y política. Participar en cualquier protesta social que se realice contra este fatal y desastroso régimen que padecemos es un deber ciudadano.
Y para finalizar, recuerde, estimada Margarita: en política lo único cierto... es lo que ya pasó.