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El alcalde Marcos Daniel Pineda García es requerido por el ente acusador por supuestas irregularidades en la remodelación del Coliseo Miguel Happy Lora y la Villa Olímpica, ubicada al norte de la ciudad.
Marcos Daniel es hijo de la actual congresista conservadora Nora García Burgos. Su abuelo fue Ministro de Estado.
Pineda García estudió en el Colegio La Salle de Montería, se graduó de Administrador de Empresas por la Universiad Sergio Arboleda de Bogotá y realizó un curso de Magíster en Gestión Política en la Universidad Complutense de Madrid.
A Marcos Daniel lo vi por primera vez en una concentración política en el sector El Níspero del popular barrio de Cantaclaro de la capital de Córdoba. Cerca de la casa de una tía mía se realizó la reunión política al aire libre. Era de noche. La gente se detenía a escucharlo.
Su apariencia física me hizo pensar que él era europeo o estadounidense, pero esa impresión se desdibujó cuando agarró el micrófono y empezó a hablar con un fuerte acento monteriano; opinaba sobre la problemática de la ciudad y de su plan de gobierno. Sus soluciones y demás asuntos proseletistas.
Criticaba los vicios de corrupción y a la clase política tradicional en Córdoba. Se notaba buena gente y comprometido con la lucha contra la corrupción.
Mucha gente se entusiasmó con este joven carismático y desconocido. Su estilo era jovial. Los mototaxistas se ilusionaron, porque pensaban que él tal vez legalizaría el servicio o cesaría el acoso legal del que padecen.
Marcos Daniel en vivo y en directo le amarraba la manillita de su campaña a los viejitos, a los niños, a Raquel y todo aquel en la calle, bajo sol o bajo lluvia. Era interesante y extraña aquella novedad de conseguir votos.
Marcos Daniel obtuvo la Alcaldía de Montería de manera arrasadora. Aplastó las demás candidaturas. Fue el alcalde más joven que jamás tuvo la ciudad. Pero su elección no produjo un poderoso cambio social en Montería. La situación no tuvo visos de mejoría en la ciudadanía.
Me acuerdo de que su campaña se llamaba “Marcos Daniel. Juntos podemos más”. La oposición de su campaña se adhirió al hecho de que él no usara sus apellidos para la actividad proseletista para cuestionarlo por ese aspecto. Aseguraba que era una estrategia para venderlo como un muchacho nuevo en la política monteriana y cordobesa. Un novato e inexperto en el teje maneje de la arena política local. Incluso, se preguntaba si era que él se avergonzaba de sus apellidos.
Aun así nada ni nadie frenó la llegada de Pineda García a la Alcaldía de la Villa Soñada.
Montería es la villa soñada, dice su himno. La capital cordobesa ha experimentado enormes avances en materia urbanística. El desarrollo urbanístico es admirado por propios y extraños. Es palpable. Tiene la Ronda del Sinú, la ciclorruta, dos puentes sobre el río Sinú; la Avenida Circunvalar y la Calle 41 han sido modificadas. Sin embargo, no es la villa soñada. No nos digamos mentiras.
Incluso, con todo eso Montería es una ciudad difícil para vivir, allí apenas se sobrevive, no hay importantes industrias ni fuentes de empleos. La calles están repletas de vendedores ambulantes, de mototaxistas y vendedores de minutos en las esquinas.
El desempleo es un actor de desplazamiento. Muchos se van para Barranquilla, Medellín o Bogotá a buscar oportunidades laborales. Huyen de la economía. Medellín se encuentra atestada de monterianos con deseos de no volver a vivir aquella situación tan agobiante.
El precio de los alimentos es escandalosamente barato, pero los ingresos son ridículos, lo cual produce desconcierto, porque un plátano puede costar $100, pero el dilema es dónde ganarlos. La pesadilla de no tener con qué comprar la comida circunda la villa soñada.
Hoy Montería es noticia nacional por presuntos actos de corrupción del Alcalde. La verdad es que como monteriano que soy siento una resaca emocional por lo que sucede en Córdoba. Las mismas noticias de siempre sobre los mismo asuntos de siempre. Mi deseo es que el Departamento se desarrolle y progrese, pero no solo con el concreto, sino con inversión social, que es lo más importante. Ayudar a sacar a las miles de personas cordobesas que hacen equilibrio en la frágil cuerda de la pobreza y la miseria para no caer. Eso es progreso.
