Tuve la gratísima oportunidad de visitar, en la ciudad de Ipiales, al maestro Marco Santacruz, un pintor que en sus obras retrata magistralmente la majestuosidad de nuestros paisajes.
Nace en Pasto en 1965. Bachiller del Inem de Pasto y discípulo de grandes paisajistas como el maestro Luis Buesaquillo, fue maestro en artes plásticas de la Universidad de Nariño. En sus venas corre la sangre artística y pictórica: es primo del pintor Homero Aguilar, que residió durante muchos años en París y fue reconocido mundialmente por sus obras que desafían las leyes geométricas y arquitectónicas.
El maestro Marco Santacruz ya es un consagrado maestro de la pintura, maneja técnicas y estilos que sorprenden por su brillo y realismo. Cada una de sus obras es una nueva creación que conjuga factores tan importantes como el arte y la ecología. Un maestro de trazos perfectos, de pinceles mágicos y penetrantes que cautiva a quienes se acercan a su obra.
Sus lienzos y óleos seducen desde el primer instante. El verde se tiñe de tonalidades variadas recordándonos que es de todos los colores. Y el viento, el mecer de los árboles, el susurro de la brisa o la caricia de la niebla que baja por las montañas son esa constante que se dibuja en su obra.
Marco Santacruz es, en la real acepción de la palabra, un maestro que nos regala la naturaleza en todo su esplendor y colorido. El departamento de Nariño tiene en él a uno de los más representativos artistas del pincel.
Tener una de sus obras es un privilegio y, gracias a su gentileza y generosidad, muchos nariñenses podemos colgar en las paredes de nuestros hogares. No me cabe duda de que en un futuro próximo su trabajo pictórico será un patrimonio artístico y económico para sus seguidores y admiradores.
Hoy mi invitación es a apoyar a un artista como Marco Santacruz, un hijo hidalgo de Nariño que con su lienzo y sus pinceles eterniza
ese verde que es de todos los colores en esta morada que se dibuja en nuestro sur.