Términos totalmente diferentes en significado y propósito, pero que recientemente en Colombia los han unido con soterrada intención. Pareciera como si paralelamente a las marchas contra unas políticas onerosas para toda la ciudadanía se hubiese creado una contramarcha que fomenta el ataque a sitios que nada tienen que ver con las marchas.
En los vídeos de los dos días anteriores en Barranquilla, por ejemplo, solo se ve a jóvenes varones tratando de destruir, incluso, saqueos selectivos. Esto nada tiene que ver con la idea principal de los marchantes.
La excusa de dos partidos de fútbol fueron certeras, sea que la vaina provenga de disidentes de los marchantes o que venga por otro lado con intenciones de generar la contramarcha en referencia. Pero hay curiosidades que no se deben obviar.
El epicentro es cercano a la estación de servicio de transporte masivo urbano que mal reemplazó al tradicional, generando que el actual dueño paralizara el servicio desde tempranas horas sin importarle qué hace el personal después de sus labores para llegar a sus casas. O de pronto sí le importa, por ejemplo, crear rencillas de odios hacia las marchas posteriores entre la misma población por los resultados de esta. Algo así como el odio masivo que se creó contra los sindicatos de las empresas con la excusa de, “los sindicatos son los que están quebrando a las empresas”, dejando de lado a los verdaderos culpables.
Siguiendo con la teoría de la conspiración, hace dos semanas partieron un vidrio en seleccionadas subestaciones del servicio que todavía hoy la empresa no encuentra quién reemplace dichos vidrios, generando el conflicto mencionado por la incomodidad de que el personal de a pie no puede ingresar a esas estaciones, sino caminar distancias inmensas para encontrar las que no fueron vandalizadas, y que curiosamente son las cercanas a las Supertiendas Olímpica. No es que esté sesgando algún tipo de mala intención hacia estas entidades, pero siempre llamará la atención que el vandalismo saquea Aras, D1 y hasta las tiendas de barrios, pero las STO ahí, paradas en la raya, prestando su buen servicio.
Hace años Japón dio muestras de qué es el concepto del servicio colectivo reconstruyendo una autopista en cuestión de una semana, acá no encuentran un vidrio para hacer lo mismo con la ciudadanía, y si se habla de servicio colectivo se puede interpretar como intención política progresista dañina al actual comportamiento nacional de que todo lo que tenga que ver con la sociedad es de socialistas, por ende enemigos a destruir.
Se dice que lo que sucedió en Barranquilla igual sucedió en todo el país, un vandalismo al parecer salido de las marchas para hacer daño no más porque sí, sin objetivo aparente, que ha confundido a todos, especialmente a la ciudadanía que ahora se odia entre sí. ¿Sería casual o intencional? De todo se espera en este país que vive de sorpresa en sorpresa.
Ver a políticos hablar de “defender las instituciones, primero la democracia”, para luego anexar que las protestas no son por un gobierno que llegó sin un plan de trabajo, aparte de las consabidas mentiras, y que todos, hasta ellos, sabían que tarde o temprano quedarían al descubierto, pone su grano de arena en la confusa confusión porque justo se marcha es para defender las instituciones y la poca democracia que todavía pueda quedar.
Este gobierno nos viene diciendo hace ratos que la prioridad es la propiedad privada, lo social es de socialistas y para ellos están las armas si se ponen pesados como recientemente ocurrió, lo que no entiende este gobierno, o tal vez nosotros como ciudadanos, es que en este país se puede convertir en propiedad privada todo lo que nos venga en gana, excepto el gobierno. Si queremos seguir hablando de democracia e instituciones como los políticos que se dieron golpes de pecho con esto, la propiedad privada no encaja dentro de las toldas del Estado porque entonces pasa a convertirse en dictadura. A menos que nos hagan creer que las dictaduras pueden ser democráticas. O que tengamos una dictadura disfrazada de democracia. O en el peor de los casos, el Estado también es propiedad privada.