En los últimos años, los colombianos hemos caído en un error garrafal y es el de votar en contra del otro candidato y no por sus ideas, sus políticas y su desempeño como funcionario público.
No pretendo apoyar al Expresidente Uribe ni mucho menos al Presidente Santos, y aunque el uribismo ha convocado la marcha del 1 de Abril, creo firmemente que hay muchas razones para acompañar la marcha, que no es más que el resultado del inconformismo de muchos colombianos, no únicamente uribistas, con los atropellos a democracia y la grandilocuencia del Gobierno Santos que ha terminado por llevar a Colombia a un camino de incertidumbre y polarización.
No importa si el 2 de Octubre usted votó SI o NO en el Plebiscito, la marcha no se trata solamente de los claros errores en la actual implementación de los Acuerdos de La Habana, se trata también de mostrar inconformidad con la última Reforma Tributaria que impactó seriamente el bolsillo de los colombianos y que ha puesto en entredicho la competitividad del país, se trata también de decir NO al todo vale, con el último escándalo de Odebrecht que claramente ha ensuciado y empañado todas las aristas de la política colombiana, se trata de decir NO a más olvido a los colombianos en La Guajira, que mueren de desnutrición como en el peor país africano mientras en Bogotá el Gobierno Santos derrocha en almendras y fiestas pomposas para celebrar el Acuerdo de Paz mientras creciendo a pasos agigantados el gasto burocrático del país, mientras la deuda externa de Colombia se acerca al 50% del PIB y el Gobierno intenta maquillarlo con los conceptos de las calificadoras de riesgo Fitch, Moody's y demás.
Colombia está lejos de convertirse en una Venezuela, pero sin embargo es también la oportunidad de solidarizarse con el pueblo venezolano, que bien burlada ha visto su institucionalidad y su democracia con la última decisión del Tribunal Supremo de Venezuela que concentra el poder en el Presidente Maduro y que nos lleva, como colombianos que respetamos la democracia, a exigir del Gobierno Santos una respuesta diplomática contundente para la aplicación efectiva de la Carta Democrática de la OEA contra Venezuela.
No nos preocupemos por el expresidente Uribe, al fin y al cabo, todos somos colombianos y muchos estamos inconformes con el rumbo equivocado que está tomando nuestro país, que como democracia, nos ha otorgado el derecho y la responsabilidad como ciudadanos de salir a las calles, escenario político natural, a expresar nuestra inconformidad y a elevar nuestra voz en contra de quienes nos gobiernan y no a favor de quienes nos gobernaron en el pasado.
En virtud de nuestra responsabilidad como Colombianos y como ciudadanos, marchemos, elevemos nuestra voz y mostremos una vez más al mundo que en Colombia no todo vale y que nuestros valores democráticos no son negociables.