Un pequeño pero comprometido grupo de personas de diferentes nacionalidades nos dimos cita el 31 de agosto del 2017 en la Plaza Santander en Bogotá, en la calle 16 con séptima, para acompañar esta sentida manifestación pacífica organizada por las siguientes organizaciones: la Guajira le habla al país, Censat, Cinep Programa por la Paz, Fundación Rosa Luxemburg y Colectivo de Abogados.
La convocatoria fue realizada por las redes sociales, invitando a la ciudadanía a participar en este llamado a la Corte Constitucional para parar cualquier avance de expansión de la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo, el Cerrejón, que pretende en su proyecto de crecimiento desviar el arroyo Bruno, fuente de suministro de agua para nueve comunidades, y en cuyo lecho se hayan reservas de carbón de la más alta calidad.
Líderes de las comunidades viajaron desde la Guajira, Colombia, llevando agua del arroyo, para recordarle a Colombia y al mundo que este arroyo es fuente de vida, tradición cultural y supervivencia de comunidades indígenas que habitan allí desde mucho antes de la llegada de los españoles.
En medio de música caminamos juntos hasta el Palacio de Justicia, en donde líderes de distintas comunidades expresaron con sus relatos todos los impactos negativos que la actividad minera ha traído a la región desde hace cuarenta años. Nos recordaron que antes de la mina ellos podían conectarse con sus espíritus a través de los sueños, pero con el tren pasando siete veces al día, 24 horas continuas, 365 días al año, esta conexión es cada vez más difícil. Por otro lado, mujeres y hombres de las comunidades manifestaron las alteraciones a la tierra, al aire y al medio ambiente en general, la extinción de especies, los inmensos agujeros y las explosiones que la mina deja a su paso de forma irreparable, y sobre todo, las graves afecciones a la salud de quienes habitan cerca de la mina, sobre todo los niños.
También nos hicieron ver que para ellos el territorio es sagrado, no es algo que se pueda vender o comprar, sino la fuente de vida, la madre de quien dependemos todos para vivir. Bajo la consigna "Sí a la vida, no la mina", "Ni con el Bruno ni con ninguno", "El agua no se vende, se cuida y se defiende", diferentes personas nacionales y extranjeras apoyamos esta iniciativa y esfuerzo de las comunidades para la defensa de los recursos naturales no renovables, que serán la garantía de supervivencia de las generaciones futuras, no solo indígenas, afros o campesinas, sino de toda la humanidad en general.
Mientras los líderes conversaban con las personas asistentes, los organizadores entregaban panfletos en donde se expresaba la realidad de las comunidades con los siguientes mensajes: "Paremos la mina, la Guajira merece vivir sin carbón. Con el proyecto de expansión, la mina de carbón de la Guajira pasará de consumir 142 a 307 litros de agua por segundo. Mientras tanto, el consumo de agua no tratada de una persona en la Guajira es de 0.7 litros diarios". Y en otro: "El carbón contiene cadmio, plomo, mercurio, arsenico, manganeso, berilio, cromo, y otros tóxicos y cancerígenos que son liberados durante la explotación contaminando el aire y las fuentes de agua".
Como ciudadanos esperamos que este llamado llegue a los representantes del Estado responsables por tomar la decisión de parar cualquier proyecto de expansión minera en la Guajira.
