Es histórico porque por primera vez una mujer gobierna en el departamento. Es además la mayor votación de la historia; no en vano los más de 124 mil votos obtenidos por Marcela Amaya es una cifra a la que no le apuntaron ni los más eruditos de la política regional o nacional. Pero esto cambia solo la mitad del panorama porque Amaya es la candidata de Alan Jara, y aquí se revalida el eterno estigma de que "en el Meta gobernador pone gobernador", y esto sin tener en cuenta que la hoy gobernadora electa se comprometió en campaña a seguir los proyectos de Alan Jara, y por lo menos lo de la refinería para el departamento. Este es un proyecto que hace rato huele a muerto, y ninguno de los otros candidatos -hoy quemados- le apostó al tema en campaña.
Además, la sombra de su esposo, Carmelo Pérez, -que en algún momento hizo temblar su campaña- puede llegar a ser su mayor debilidad, tal como ocurre con Claudia Rugeles, esposa del actual gobernador, Alan Jara, y de quien se dice es quien gobierna tras bambalinas, y la persona que toma las decisiones más trascendentales.
Cambia eso sí el panorama, en cuanto que el voto de opinión se puso por encima del atractivo dinero de Darío Vásquez, o de la hegemonía política de Luis Carlos Torres, e incluso, por encima del poder de Álvaro Uribe, porque para nadie es un secreto que en Villavicencio el candidato de Uribe le sacó 20 mil votos a la gobernadora electa, quien se salvó por el decisivo voto del Ariari, que siempre resulta decisivo en materia de gobernación.
En materia de Alcaldía el golpe fue duro para la maquinaria de la administración municipal, pero el panorama también cambia solo el 50 por ciento. Si bien el aparato estatal de Villavo le apostó todo su esfuerzo y dedicación a la fallida campaña de Fernando Rivera, como casi toda la estructura del partido de La U perdió de manera estruendosa. No se puede ignorar que Wilmar Orlando Barbosa fue el palo más palo en materia electoral, porque aquí nadie creyó que sacaría más de 70 mil votos, y terminó superando los 100 mil, lo que le da una legitimidad absoluta a su administración.
Pero lo que hace que la cosa en materia en alcaldía cambie solo la mitad es que Barbosa es el candidato de los grandes contratistas de la ciudad. Esto, de alguna manera, revela el compromiso con que entra el nuevo mandatario de los villavicences, lo que hace prever -ojalá me equivoque- que tendremos otro gobierno fuerte en infraestructura, pero débil en lo social, y es ahí donde le da la risa al caballo.
La otra sorpresa fue la candidata del Centro Democrático, quien sin plata ni maquinaria, se quedó con 25 mil votos, algo que si bien la margina del escenario -al menos por ahora- tal como el candidato Hernán Gómez Niño, terminan salvando la honra del uribismo en el departamento.
En síntesis, en el Meta quedó demostrado que la plata no siempre determina el resultado de una elección; la gente ya no es tan laxa a la hora de sufragar; quizá fueron muchos los que, como siempre, recibieron la lechona, el tamal y una o dos caras de Jorge Isaacs. Pero a la hora del sufragio, el voto de opinión resultó decisivo, en un departamento donde políticamente hablando, solo cambia la mitad, pero esto es válido en la democracia y, como dijo un político ya retirado, "Al Meta hoy le soplan vientos de cambio".
*Periodista Caracol Radio Villavicencio.