Diego Armando Maradona siempre será un hombre de su tiempo. Que sea o ya no sea jugador. Que haya sido director técnico de la Selección Argentina y ahora ya no tras la derrota ante Alemania (0-4) en el Mundial de Fútbol en Sudáfrica. Que se esconda y vuelva a aparecer para producir noticia. Maradona es un icono mundial. Bien lo dijo él mismo alguna vez: "Yo no soy un personaje público, soy popular".
Recordar a Maradona a través de los documentales, libros, artículos de prensa o canciones que se le han dedicado es aproximarse a la historia del fútbol sudamericano. Maradona encarna la historia de su propio país, la Argentina de las dictaduras, de los años Menem, de la democracia que ahora se busca instaurar.
De Diego Armando Maradona se ha escrito todo, en todos los idiomas y en el mundo entero. Sin embargo, en Francia hacía falta una biografía escrita por un francés. Lo ha hecho el periodista Alexandre Juillard con su libro Maradona, Ediciones Hugo y Compañía, 2010 (1).
El valor de esta nueva publicación no está en revelar hechos inéditos sobre el personaje. Es recopilar los mejores y los peores momentos de su vida, de manera cronológica y bien escogida, con un rigor que le permite al autor manejar conceptos con neutralidad.
Puesto que para contar la historia de Maradona se debe proceder como él lo ha hecho, dejando a un lado todo prejucio. También hay que conocer muy bien Buenos Aires, como lo conoce Alexandre Juillard, que trabajó durante seis años como corresponsal en Argentina del diario deportivo francés L’Equipe, famoso por ser un "hacedor" de talentos, así como un demoledor de los mismos con un simple titular en primera página.
Alexandre Juillard estructura su libro en 23 capítulos y escoge palabras representativas del lenguaje maradoniano para identificarlos: “Pelusa”, “El potrero”, “Los Cebollitas”, “Francisco Cornejo”, “1982”, “Barcelona”, Napoli acto 1”, “Guillote y Diegote”, “1986”, “La Claudia”, “Napoli acto 2”, “Dalma y Giannina”, “la pelota no se mancha”, “El Barba”, etc… Para terminar con el de “director técnico”, el más reciente capítulo en la vida de Maradona.
El libro es un viaje al mundo maradoniano con el lenguaje de Maradona, sin que en algún párrafo se haga la apología del personaje. Juillard deja que este mismo se revele a través de citaciones bien escogidas.
Lo cual permite concluir que el jugador no solamente ha sido veloz con las piernas sino también con la cabeza. Sus detractores dirán que también lo ha sido con las manos: “¿Lo que pienso de las instancias de la Fifa? Havelange vendía las armas, Blatter las municiones”, “Ahora no hablo”, la Fifa nos ha fifado siempre”.
Pero Alexandre Juillard no busca volver más visibles las sombras que habitan en Maradona para luego dejarlas ahí, vagando solas. El autor explora los rasgos de su personalidad en “Fiorito”, su barrio de infancia, a las afueras de Buenos Aires. Fue allí, en ese tiempo de privaciones y de juego, que se forjó el carácter del campeón: “Dieguito no era caprichoso, se conformaba con muy poco y como sus padres no tenían dinero nunca les pedía nada. El único problema era que el chico se gastaba un par de tenis por semana, a fuerza de estar corriendo día y noche con un balón por ese potrero polvoriento y lleno de huecos que fue su primer terreno de juego”.
Alexandre Juillard recorre el mundo de Maradona sin haber tenido la colaboración de este para poder contarlo. Su texto no es el fruto de una larga entrevista. Es la recopilación, ordenamiento y análisis de muchas entrevistas, también las suyas, dadas por Diego Armando Maradona y aquellos que lo han cruzado a lo largo de sus 40 años de vida futbolística.
Es conmovedora por ejemplo la descripción que el periodista hace de Francisco Cornejo, el primer entrenador de Maradona, el hombre que descubrió la estrella “pero que nunca disfrutó de su resplandor”: “Francis era un hombre simple, muy apasionado de fútbol. Durante treinta y cinco años formó un batallón de jugadores talentosos, siempre en la sombra. Era padre y entrenador a la vez. Cornejo no tuvo hijos, ni mujer. Su vida la terminó solo, en un modesto apartamento del centro de Buenos Aires. Nunca se le oyó quejarse, Murió pobre en marzo de 2008, pero hasta el final supo mantenerse digno".
¿Habría llegado Maradona a la fama sin la ayuda de Francisco Cornejo? “Sí, seguramente”, responde Juillard, pero el mérito de este es haber afianzado en la mente del niño, el entonces “Pelusa”, un alto sentido de sus capacidades. “Su juego era un arte y como tal había que pulirlo para alcanzar la “obra”. Maradona siempre lo repetirá: “Cornejo fue mi único maestro”.
A través de 230 páginas se perfilan dos seres, Maradona-ángel atrapado por Maradona-diablo.
Frente al jugador que marca un gol con una mano contra Inglaterra en el famoso partido del Mundial de México de 1986, aparece el hombre que toma ese gesto como un acto dirigido por “el de arriba, El Barbas”. “En sus cavilaciones Maradona creía que si su mano mandó el balón hacia el arco sin que él lo buscara, fue porque contó con la ayuda divina y que si el árbitro tunecino no sancionó esa falta porque no la vio fue porque Argentina de alguna manera fue redimida ese día por la sangre que derramaron sus soldados en la Guerra de las Malvinas”.
Recordemos sin embargo que en ese mismo partido Maradona ratificó su talento con un verdadero segundo gol que le dio la victoria final a los Albicelestes.
En este genio de los más de 300 goles a lo largo de su carrera profesional iniciada oficialmente en 1976 en el Club Argentinos Juniors, a la que pone fin en 1997 en el Boca Junior; que gana ese Mundial del 86 bajo su famoso n.º 10, está también el jugador que “dignificó” a la ciudad de Nápoles, la “Terrona”, dándole victorias hasta entonces imposibles contra los clubes “blancos” del Norte de Italia y del resto de Europa.
En este libro también vaga el noctámbulo, el rocambolesco, el “Diegote” y su cómplice el “Guillote”, el famoso Guillermo Coppola, su nefasto manager de los años 90 que habría dejado que su cliente-amigo se deslice hacia el vicio y el desenfreno en noches interminables durante periodos de entrenamiento y competición “Guillote y yo hemos compartido de todo, hasta la cama. Lo único que no hemos hecho es el amor”.
Como se trata de resaltar el verdadero fuero de Maradona, que es el objetivo de este libro, Alexandre Juillard le da la palabra al exjugador Jorge Valdano, amigo y coequipero del Pibe de oro:
El error con Maradona es darle importancia a todo lo que dice. Maradona es uno de los desdoblamientos de personalidad más extraordinarios en la historia de los hombres célebres. Los únicos que hemos conocido de verdad a Maradona somos nosotros, los jugadores. Y todos en el terreno de juego sin excepción, lo amamos. ¿Por qué? Porque en el fútbol se aprecia el coraje y el sentido de competición, y en eso Maradona tiene hasta para vender. Si un partido se complicaba, Maradona siempre estaba ahí para aportar algo nuevo, innovador. Nosotros le llamábamos a eso mara-donar, dar.
Para Aimé Jacquet, entrenador de la selección francesa campeona Mundial en 1998, Maradona hace parte de esos jugadores de excepción. “Es un extraterrestre. Ejemplo de una generación en la que todavía existía la locura en el juego. Su pie izquierdo se convirtió en un símbolo por esa manera maravillosa de dominar el balón. Maradona posee una autoridad natural, un orgullo magnífico que han marcado el fútbol para siempre”.
Que ahora Maradona esté en discrepancias con el casi vitalicio presidente de la Federación Argentina de Fútbol (AFA), Julio Grondona no es una novedad. El desafecto entre ellos ha sido mutuo desde hace años. “Cuando se dijo que Maradona se había dopado en el Mundial de 1994 en Estados Unidos, Grondona nunca salió en su defensa” recuerda su biógrafo argentino Daniel Arcucci citado por Juillard.
Maradona acaba de ser despedido por ese mismo Grondona de su puesto de Director técnico de la selección de fútbol argentina. No se podía esperar otra oportunidad para él luego de ver a los jugadores de Maradona casi paralizados en el reciente Mundial, dejándose aplastar por Alemania.
Pero esa oportunidad tampoco vino porque Maradona siempre se ha encargado de atizar el fuego contra la AFA. “Los dirigentes de fútbol jamás han corrido más de 50 metros. Sus puestos están detrás de un mueble. Nosotros jugábamos con 50° de temperatura y ellos se instalaban en las tribunas de honor con aire acondicionado, champaña y caviar”.
“La carrera de Maradona pudo haberse terminado el 24 de septiembre de 1983”, recuerda Juillard. “Ese día en un partido en Barcelona, donde Maradona jugaba por primera vez como internacional, el Barça dominaba al Atletic Bilbao 3 goles a 0. En un instante Andoni Goikoetxea alias “el carnicero de Bilbao”, se lanzó con toda la fuerza de sus piernas sobre Diego, fracturándole el tobillo del pie izquierdo. Ese día Maradona fue víctima de un verdadero atentado”.
Genio maléfico, jugador completo, hombre-espectáculo, “Pelusa”, “El Diez”, “Diegote”, “El Pibe de Oro”, “Maradó” y “una rueda de prensa permanente”. Según Juillard, "es un hombre a quien la adversidad vuelve más fuerte”.
El artista del fútbol, el hombre a flor de piel, el provocador empedernido y el que se quiere revolucionario (“Amo al Ché, a Fidel Castro y me gusta Chávez”), a quienes de verdad adora son sus hijas (Dalma y Giannina), "y por supuesto ama el balón”, concluye Alexandre Juillard. El resto es la vida. Que para este pibe ha sido “una tómbola”, como le canta Manu Chao en el estupendo documental que le dedicó también el director de cine Emir Kusturica.
(1) Maradona. Alexandre Juillard. Ediciones Hugo & Cie, Paris, 2010.- 239 pág. ISBN 9782755605754