La UPC del régimen contributivo, la "maravillosa" minSalud la fijó para 2023 en $ 1'289.246,40 anuales y en el subsidiado, $ 1'121.396,40. Ponderada (46% de la población asegurada en el contributivo), eran $1'199.446,65. En dólares del año que acaba de terminar, eran USD 312,92 en el contributivo (USD 0,86 diarios), USD 272,18 en el subsidiado (USD 0,75 diarios) y ponderada de USD 291,12; como el gasto de bolsillo en Colombia es de los más bajos del mundo, el 20,6% del total del gasto en salud (el 2o. más bajo de L.A.), estamos hablando de un año pasado, lleno de tragedias en todo el mundo y, especialmente en esta patria, de USD 366,65 (USD 1 por día).
Para establecer un contraste más riguroso, en Latinoamérica y el Caribe el gasto en salud por habitante (en Paridad de Poder Adquisitivo) es de USD 1.025, ¡una cifra 2,8 veces mayor! Como ven, nuestro imperfecto modelo de aseguramiento en salud y siendo el único en el que los que tienen con que (contributivo) financian a los que no tienen (subsidiado), logra resultados que, en TODAS las encuestas de calidad y satisfacción con las EPS, son mayoritariamente positivas: 8 de cada 10 pacientes están satisfechos con su EPS y el 62,23% afirmó que fue fácil o muy fácil acceder a los servicios médicos.
Estos son los resultados objetivos de la evolución del modelo de aseguramiento que tenemos, con falencias por supuesto, especialmente en poblaciones apartadas en las que o no hay o es muy pobre la infraestructura de prestación de servicios de salud (IPS). Los estudios independientes y sin sesgo sobre la suficiencia de la UPC, demuestran que está subvaluada en el 20,8%.
Si sumamos la morosidad deliberada de este gobierno con la insuficiencia de la cápita igualmente maliciosa, se explica la perversidad de lo que están pretendiendo que no es otra cosa que estatizar el servicio y poner a las ESE (en poder de los politiqueros regionales) a asumir la responsabilidad sobre la puerta de entrada al sistema.
Ahora el "fantástico" ministro que la sucedió, Guillermo Alfonso Jaramillo, le sigue el juego a Petro y se ha autorizado un aumento del 12,01%; como también han incluido nuevos medicamentos y servicios, ahora si, en verdad, han sembrado institucionalmente lo que ha pretendido quien nos preside: destruir el sistema de salud que tenemos; quedamos todos en un riesgo inminente que se pretende materializar en el Senado o, como han dicho recientemente, lo impondrán como Decreto, así luego (como en todo lo demás) lo tumben las Altas Cortes.
Se repite la experiencia que vivimos en Bogotá durante su alcaldía, cuando transformó una solución que funcionaba razonablemente bien, la recolección de basuras, en una pesadilla que solo fue "corregida" muy tarde y a un costo económico, de afectación de salud y social enormes.
Preparémonos entonces para lo que viene en estos 29 meses que le restan de gobierno, cuando elijamos su sucesor, o 32 hasta que ese se posesione. Entretanto, démosle la resignada bienvenida al Maquiavelo que ha "reencarnado" en este gobierno. Dios nos tenga de su mano.