Una de las grandes enseñanzas que pretende tal vez dejar Maquiavelo en su obra ‘’El príncipe’’, es que dentro de la lucha por obtener y mantener el poder, se dan inevitablemente dinámicas en las que actuar independientes de la moral resulta completamente necesario para mantener el poder si así se quiere; de esta manera, le quita la máscara a todos aquellas instituciones que por varios siglos habían jugado con la sensibilidad moral del pueblo y su fe, haciéndoles creer que su poder estaba legitimado en sus méritos morales, en sus grandes habilidades o en el hecho de ser nombrados por Dios, para así mantenerse ahí.
El buen gobernante entonces, seria aquel que supiera obrar de manera tal que, con su prudencia y su mesura, supiera ser benevolente y liberal cuando eso conviniese a mantener su poder, o ser cruel y despiadado cuando sirviese para lo mismo.
Que supiese mantener su imagen de virtuoso, sin serlo del todo para no ser predecible y débil. Maquiavelo introduce aquí el concepto de ‘’razón’’ de Estado, en el que el pueblo, si entendiese como funciona la política, pudiera también entender y perdonar ciertas atrocidades en vista de que estas son cometidas con el fin de brindar mayor bienestar y salud a la República y el Estado; es decir, son cometidas por razones de Estado. Pero después de todo, en ‘‘El Principe’’, cualquier cosa que pareciese ser un coqueteo con la democracia es en realidad una estrategia mas o un llamado a la prudencia para que el gobernante no suscite problemas que puedan hacerle perder el poder, y dicho concepto de razón de estado, deja cierta sensación ingenua y optimista de que la voluntad del gobernante es la misma que la del pueblo y por tanto, que el fortalecimiento de la república y el estado es equivalente al bienestar y la felicidad del pueblo.
Utilizar la razón de Estado para justificar una atrocidad seria por ende injustificable en todo caso por el pueblo, aunque este conociese las dinámicas del poder, pues en principio (según Maquiavelo) existe una asimetría necesaria entre el poder del pueblo y su libertad, y el poder y la libertad del gobernante, para que este pueda mantener su poder.
El concepto de razón de estado parece haber sido utilizado a lo largo de la historia hasta nuestros días para justificar atrocidades en pro de un proyecto político u otro. El fantasma del comunismo sirvió para justificar dictaduras de extrema derecha en América latina durante la guerra fría, pues se jugaba con la idea de que dichos regímenes autoritarios impedirían desgracias mayores y mayores pérdidas de las libertades individuales. En Colombia, la guerra contra el comunismo termino permeando el discurso político hasta el día de hoy, pues vemos como la guerra contra los grupos armados comunistas sirvió para justificar masacres, asesinatos a líderes sociales y la implantación de regímenes de terror en ciertas regiones del país. De hecho, el principio de razón de estado es descrito casi que con milimétrica precisión por Carlos Castaño, líder de las AUC, 12 días después de la masacre del Salado en el año 2000.
´´ yo lamento que situaciones como esta se presenten pero ante todo yo creo que se esta evitando un mal mayor con una imposición como esta, dura si, fuerte si, difícil que la gente la entienda, no tiene justificación de ninguna manera, pero yo creo que las cosas que se impiden con acciones como esta, a largo plazo, son muchísimas.´´ (Carlos Castaño en entrevista con Dario Arizmendi, año 2000)
Las condiciones geopolíticas de Colombia son perfectas para vislumbrar las dinámicas de poder que Maquiavelo describe, pues el ausentismo de Estado hace que gran parte del territorio nacional pueda ser conquistado por este o aquel grupo armado o ejercito privado. Dicho ausentismo a permitido el crecimiento del narcotráfico y la delincuencia. La ausencia y debilidad del Estado, genero para la clase política tradicional grandes problemas y enemigos como lo fue la guerrilla comunista, pero la lucha frontal contra esta les hizo también entender que el declarar un territorio como perdido por el Estado, les daba la excusa perfecta para llevar a cabo invasiones territoriales al estilo de una colonización, utilizando la guerra contra el terrorismo como cortina de humo para, al mejor estilo Maquiavelico, someter a poblaciones enteras bajo el poder de un soberano, como hacían los dueños de los ejercito privados respaldados por los intereses del Estado y de los altos mandos del ejército que en muchos casos, se habían vendido a los capos de las regiones.
En este sentido, la clase política tradicional, los grandes latifundistas y terratenientes, los banqueros y algunos de los políticos más representantes de la política actual, utilizaron ejércitos mercenarios para desaparecer a cualquier extranjero que pudiese capitalizar la inconformidad, aprovechando que así, podían homogeneizar la opinión política en los territorios, acusar de guerrilleros a los que amenazaran los intereses de quienes financiaban a los políticos de turno y además, posar de héroes al combatir a la guerrilla que tanto daño estaba haciendo al país, logrando así, ser temidos y amados. (Maquiavelo, Elcapitulo XVII, de la crueldad y de la clemencia y si vale más ser temido que amado, página 102) No es extraño que el partido político que defendió la política de seguridad fundada en la guerra contra la guerrilla tenga de slogan ‘’mano firme, corazón grande’’, prototipo de mesura Maquiavelica.
La corrupción es entonces el pan de cada día y no debería extrañarnos, pues; al alcanzar el poder con el patrocinio de las mafias, a ellos el gobierno debe complacerlos constantemente para que el flujo de dinero y aportes para campaña política continúe entrando. Es decir, la clase política Colombiana no gobierna con el pueblo sino con la elite (la nobleza en términos Maquiavélicos) y el ordenamiento territorial ha creado las condiciones perfectas para que solo mediante el uso de la fuerza, de las apariencias y de la correcta administración de las necesidades del pueblo, les baste para mantener el poder. La concentración desigual de la tierra ha permitido que la clase política se valga de los ejércitos privados de las mafias para crear un narco estado empresarial que parece operar por encima del debilitado estado en cuyo soberano debe ser el pueblo. Así pues, es mentira que el establecimiento es débil. El establecimiento político de este país está conformado por los grandes latifundistas, los narcotraficantes y los políticos con ideas afines a sus intereses que han logrado darle forma a una constitución a su medida y a un orden de cosas que garantizan su permanencia en el poder y que cuenta con fuerzas arrolladoras que o hacen parte del estado, o cuando es necesario, están fuera de cualquier regulación de este. Así que no nos sorprenda que cuando no puedan esconder su podredumbre moral, intenten restablecer el orden matando y desapareciendo de frente.
La clase política Colombiana actual se vale entonces de cuatro principios Maquiavélicos:
El primero fue arruinar a aquellas comunidades que vivían con leyes y dinámicas distintas, pues un pueblo que siga viviendo con ideas contrarias a las de quien lo gobierna, no tardara en revelarse. (Maquiavelo. (1983). Cap 5, pag 47) Los paramilitares en complicidad con el ejército, destruyeron colegios, aniquilaron a cualquier adversario político y sembraron el terror a quien desobedeciera, destruyeron a la comunidad física y moralmente. Aquí se materializa el primer principio y entran el segundo y el tercero, el segundo que es mejor ser temido que amado, pues en un país cuyo Estado se volcó a los intereses particulares, hay bastante inconformidad que capitalizar y es difícil hacerse amar. El tercero, aniquilar a cualquier opositor que tenga el poder o la influencia para poner en peligro su hegemonía, así vemos como del año 85, luego de los primeros acuerdos de paz con las FARC, se vivió un aniquilamiento sistemático de los líderes de la UP y además de asesinatos a alcaldes, diputados, concejales, líderes sociales, activistas y estudiantes que duraron hasta el 2005, tiempo después del cual la opinión en muchos de esos territorios en conflicto pareció volcarse en las urnas, a favor de quienes los habían oprimido (primer gobierno de Álvaro Uribe). El cuarto principio seria pues, el de fingir mas no practicar la virtud. Así vemos que en los noticieros y en las campañas políticas hablan de guerra contra el narcotráfico, contra el aborto y contra todo aquello que no defienda los valores tradicionales, mientras que financia su campaña con dinero de la cocaína.
Pero ``La experiencia enseña que solo los príncipes y las repúblicas con ejércitos propios hacen grandes progresos, y que los ejércitos mercenarios nunca hacen más que daño.’’. Es por esto que el Estado Colombiano esta tan desprestigiado, porque luego de haber obtenido lo querido, el poder otorgado a una banda de asesinos despiadados se salió de su control y estos comenzaron a cometer atrocidades sembrando el odio en un pueblo que vio de primera mano cómo las autoridades locales que supuestamente debían protegerlos volcaban parte de su capacidad militar contra ellos, en alianza con bandidos y asesinos; nada muy distinto a los ejércitos rebeldes financiados por Estados Unidos durante la guerra fría, cuyo adoctrinamiento en el extremismo islamista, que una vez sirvió a los interés de la potencia occidental, luego de cumplido su cometido se volcó contra ellos.
Colombia es entonces una oligarquía, en cuyo príncipe (presidente) gobierna junto a una nobleza corrupta y asesina, que cuenta con el apoyo de sus ejércitos privados en combinación con el del Estado. Dicha situación es posible debido al ordenamiento territorial que sume en la miseria y por ende en la incapacidad de reaccionar de un pueblo al que se manipula a partir de su ruina.
¿Existe una razón de estado aquí? ¿es acaso esto justificable por parte del pueblo? Definitivamente lo es por parte de los poderosos. Es imposible decir que la derecha en este país y en el mundo ha gobernado mal, pues sus artimañas los han sostenido en el poder, lo que si es cuestionable es decir que el fortalecimiento del establecimiento, entendido como aquellos empresarios y políticos que mueven los hilos del poder, halla significado un incremento en el bienestar de la república en general. Después de todo el prolongar el poder, ya sea por el terror o por las armas lo único que ha hecho es profundizar el resentimiento de las clases más golpeadas y corroer a la sociedad en su totalidad con las dinámicas de lucha de clases, la creciente brecha social y la creación de una cultura del pillaje. Así, aquel concepto de razón de Estado parece imposible de comprender por el pueblo.
Maquiavelo parte precisamente del presupuesto que aquel que se proponga mantener el poder, obrara independiente de la moral y aquel que a esta se apegue a todo momento vera limitadas sus herramientas para mantenerse en el poder. Si bien la forma en la que se manejaba el poder en la época de Maquiavelo suena medieval y desactualizada, casi que inaceptable en nuestras épocas, el ver que quienes tienen el poder repiten estas estrategias deja la pregunta de si el poder algún día podrá estar en sintonía con los valores morales que nuestra propia capacidad de pensar autónomamente nos presenta como exigencias, o si realmente, esas esferas estarán siempre inherentemente desprendidas de lo ético y correcto como un fin. Después de todo, las reflexiones sobre la modernidad pueden llevarnos a pensar que la soberanía de cualquier idea o figura, por su naturaleza subjetiva y pasajera, solo podrá inmortalizarse por la fuerza y en contra de la naturaleza cambiante del progreso de una sociedad. Así, la razón de Estado no es más que la justificación del actuar en favor de la hegemonía de quienes manejan el poder y profesan el discurso dominante.
Queda entonces la pregunta. El ser humano, aun reconociendo su capacidad de guiarse por una moral incondicionada y los avances en materia social que estos implican, ¿estará siempre más predispuesto a aumentar su potencia y su poder por encima de dichos valores siempre que vea la oportunidad? Tristemente la evidencia histórica sugiere que mantenerse en las altas esferas implica casi siempre en algún momento, guiarse por algún principio Maquiavélico, y deja la sensación frustrante de que la lucha del oprimido y el opresor es eterna.
Después de todo, hicieron falta crisis económicas, guerras, saqueos de recursos, implantación de sistemas esclavistas modernos como la producción externalizada y el mantenimiento de la desigualdad, para que quienes profesaban aquel sistema político y económico neoliberal fundado en las ideas ilustradas de libertad y soberanía para el pueblo, supuestamente contrarias a Maquiavelo, llegaran a ser el modelo dominante a nivel mundial.
Bibliografía:
Nicolas Maquiavelo. (1983). El Principe. Madrid, España: Ed. Bruguera S.A
Centro Nacional de Memoria Historica. Noviembre 1 de 2012. ‘’El Salado: Rostro de una masacre’’. https://www.youtube.com/watch?v=OrSbzIt0-Us
Andrea Paola Zuleta. (Enero de 2015). LA CORRUPCIÓN SU HISTORIA Y SUS CONSECUENCIAS EN COLOMBIA. Recuperado el 14 de Marzo de 2020 de: https://repository.unimilitar.edu.co/bitstream/handle/10654/13973/LA%20CORRUPCION,%20SU%20HISTORIA%20Y%20SUS%20CONSECUENCIAS%20EN%20COLOMBIA.pdf;jsessionid=E8CB070A5989BA41CDA028ACE44D5B95?sequence=2
