Los corruptos, en especial los funcionarios ratas en Colombia (no pocos), tienen su propio catálogo de frases y disfraces hecho a la medida de su gran panza; su meticulosa defensa.
Cuando conviene hablan en plural, y así reparten la culpa; cuando conviene solo el pueblo, no la justicia, tiene la última palabra; cuando conviene, es la historia la que tiene la razón; cuando conviene todo es parte de una persecución política, cuando conviene se viola su presunción de inocencia. Aquí no pasa nada, todos saben ya que el catálogo opera.
En todos los casos el criminal, o “crimininala”, irá tendrá por cárcel su apartamento en el mejor barrio de la ciudad de turno, o incluso a Miami, o una guarnición militar; guardará oportunamente todo lo robado, lo transferirá a su familia o a un testaferro, seguirá hablando y controlando políticamente su banda criminal, le traerán más plata a la casa, de vez en cuando lo verán en el festival tal o tal, y al final quedará libre por vencimiento de términos o porque no es un peligro para la sociedad; se archivará el caso, volverá a gobernar aquí o allá y seguirá desvalijando directamente o a través de su red; pondrá congresistas, diputados, magistrados, ministros, hará lo que le venga en gana y, si está de buenas pulgas y tiene abogado de renombre, demandará por hobby al Estado y le sacará más plata legal.
¿Le suena familiar alguna de estas frases recitadas del Manual, no importa si el funcionario corrupto de turno ha robado, falsificado, peculado, ofrecido, mentido, adulterado, recibido, traficado, chuzado o pagado?
- No renuncio. Permaneceré en el cargo hasta cuando el presidente lo decida… hasta cuando el pueblo decida… hasta cuando el ministro decida…. (Que decida el que convenga, que decida el tiempo, que decida el olvido)
- Iré hasta las últimas consecuencias (Y las últimas consecuencias jamás aparecen porque los términos vencen y los expedientes se archivan).
- Pedimos que se adelanten las investigaciones de rigor, soy inocente hasta que se demuestre lo contrario.
- Siempre hemos actuado con apego a la Constitución y ley. Acataré lo que diga la justicia.
- Que sea la justicia, no los medios, la que investigue.
- Los colombianos saben de mi honestidad y mi trayectoria (Esto generalmente quiere decir que el corrupto de turno, ha desfalcado el Erario en varios cargos de elección popular o en la burocracia de nombramientos administrativos).
- Mi nombre siempre ha sido honesto. Mis actos toda la vida han estado expuestos al escrutinio público; mi hoja de vida está a disposición de la ciudadanía.
- Uno por los hijos hace lo que sea, y los hijos por los padres.
- Esto, lo saben los colombianos de bien, es parte de una persecución política.
- Impugnaremos ante la justicia.
- En la cárcel mi vida corre peligro. Mi familia y yo hemos recibido amenazas.
- Se ha violado mi derecho al buen nombre. Me han investigado sin pedirme permiso. Mi derecho de defensa ha sido vulnerado y se ha quebrantado el debido proceso y el estado de derecho.
- Pido a los organismos de control que investiguen; nadie puede estar por encima de la ley.
- He sido vilmente entrampado.
- Siempre he dado la cara a los colombianos.
- “Colaboraré” con la justicia (Mejor dicho, diré lo que sea, cierto, medio cierto o falso, para que me rebajen la pena y me dejen quedarme con todo el botín).
Sobrevuela esta que es una verdadera plaga viendo cómo tragar una y otra vez de un país que se descompone; sienten que quedan sobras para su apetito político y personal carroñero. Aún hay cadáveres, un presupuesto público, muchos puestos oficiales y mientras todo acaba de morir hay que escarbar en las entrañas. Aquí se toma el botín y en otro lado y en otro momento más adelante se gasta o se hereda a la familia.
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