Que el candidato a la presidencia por el Uribismo Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, prometa en una reunión con la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro, ACORE, gestionar la libertad de el Coronel (r) Plazas Vega no es un hecho aislado. Basta con recordar la convención del partido mencionado, en el que su líder mandó un afectuoso saludo a parte de la tropilla de colaboradores de su gobierno que hoy se encuentran vinculados en procesos penales:
“Saludos a Luis Carlos Restrepo, a Andrés Arias, al coronel Plazas Vega, un saludo a los militares y policías de Colombia. Un saludo a Bernardo Moreno, a Alberto Velásquez, un saludo a Luis Alfredo Ramos”.
Y es que en un país donde las instituciones han sido la partera de los más atroces crímenes, y han sido impulsadoras y legitimadoras de los peores actos de corrupción, uno espera que los candidatos al gobierno busquen fortalecerlas, no otorgando fueros y privilegios a los funcionarios que han infringido la ley, sino por el contrario, aumentando el castigo de estos y evidenciándole al pueblo colombiano que primara la transparencia absoluta de las instituciones. Uribe se queja de la mermelada Santista con dádivas a los congresistas, ¿Pero acaso promover la impunidad a los corruptos no es una mermelada más grande aún?. Sin lugar a dudas, es mucho más lo que pueden obtener los funcionarios a través de complacencia del gobierno frente a sus delitos que las dádivas otorgadas por el gobierno, contadas y públicas.
Aún no entiendo el argumento de muchos, que dicen que no se le puede dar un trato más blando a los guerrilleros que a los militares que hayan incurrido en delitos, pero como no sancionar con mayor fuerza a personas que dentro del establecimiento hayan cometido delitos, más aun cuando son los garantes de la seguridad y los derechos de los colombianos. Sin lugar a dudas, las instituciones sobreviven en Colombia no por la confianza que generan en los ciudadanos, sino por la misma desidia de estos que avalan con odiosa indiferencia la corrupción dentro de éstas, y peor aún, lo ven como un mal necesario.
Del uribismo no se puede esperar más, la apasionada defensa de Uribe a Bernardo Moreno, a María Pilar Hurtado, a Andrés Arias, Mario Montoya, Luis Restrepo evidencian el poco decoro y vergüenza que tiene dicho movimiento, y la ceguera mental de los colombianos, que asumen como algo natural el “todo vale” al que nos acostumbró el gobierno de Uribe. Así, no sería de sorprender que Zuluaga incluya en sus propuestas de campaña la repatriación del general (r) Mauricio Santoyo, la promoción excarcelación de Rito Alejo del Río y el excarcelamiento de los militares implicados en falsos positivos y su asenso dentro de las Fuerzas Militares.