En plena sexta con Caracas Ismael Jordan tiene su consultorio. La consulta está abierta para todo aquel que quiera tomarla. No vale un peso. Si tienes un dolor de cuello te lo sana por 20 mil pesos, si el problema es de la columna valdrá tres veces más. Aunque la tarjeta que le entrega a sus clientes no deja duda de que no es un fisioterapeuta confiable. Detrás de su negocio se esconden conjuros, hechizos, y negocios tan perturbadores como el de la manteca de muerto.
Para sacar la manteca de muerto no sirven los feos, los drogadictos, los viejos. Si es joven, hermoso y puro el ungüento saldrá mejor. Por eso es que algunas bandas que se dedican a matar personas para tener los insumos que se necesitan para crear la pócima las eligen. Por eso, las víctimas por lo general son muchachos, si son vírgenes mejor, a quienes los destajan y les sacan toda la sangre de las piernas. Luego, en cuencos ardientes, los cocinan y extraen su grasa que es envasada en botellas. La textura es blanca y espesa, como el mazato. Al menos así lo cuenta la leyenda.
La verdad es mucho más prosaica. La mayoría de las veces la grasa de muerto la compran en morgues. Estudiantes de medicina hacen su agosto con este unguento que es comprado, la mayoría de veces, por incautos.
En el gran Libro de la brujería el antropólogo Esteban Cruz Niño se adentra en estos misterios. Pero, desde Las 2 orillas, siguiendo el rastro de uno de los negocios más escalofriantes de la ciudad, descubrimos un negocio en el que vende la manteca de muerto, una práctica que está hecha para acabar con las personas, secarlas, destruirlas. Además se crea este ungüento con base a grasa de cadáver. El ungüento vale 70 mil pesos
Este audio confirma las peores pesadillas.