Es imposible fallar con Mank, la película que describe el momento en que Herman J. Mankiewicz escribe el guion de Citizen Kane el filme que marcó un hito en la historia de la cinematografía mundial. En la época en que el cine pasó de mudo a sonoro, el mundo de los guiones estaba habitado por figuras literarias, escritores, sumergidas en las múltiples consecuencias de la Gran Depresión de los 30. Mank, un neoyorquino judío, dramaturgo, y crítico de teatro, era además un alcohólico, y un jugador tan empedernido que apostaba hasta cuanto duraba una hoja de papel en caer. Pero también, es lo que sugiere la película, fue el genio detrás del guion de Citizen Kane. En la película, Orson Wells, productor, director y actor de Citizen Kane, le proporciona a Mankiewicz todo un setting para asegurarse de que escriba el guión mientras está inmovilizado con una pierna fracturada. Ese el tema de la película Mank, la autoria del guión de Citizen Kane. Paralelo a eso, está el trasfondo de la situación política entre demócratas y republicanos en California en los años 30, y el surgimiento de clips aparentemente informativos elaborados, actuados y no necesariamente veraces a la manera de los actuales fake news.
Como parte fundamental de la historia central está la presencia de los grandes estudios de Hollywood - Paramount, MGM, Warner - su poder de influencia sobre el público, la política y la fábrica de sueños que es Hollywood. Al mismo Mank lo controlaban pagándole las deudas de juego. Sin embargo, la clave de la película es el hecho de que Mank en su guion se mete con el intocable Randolph Hearst, el más importante magnate de periódicos y revistas en los Estados Unidos a mediados del siglo pasado. Mank estaba relacionado con el mundo de Hearts y de los estudios de Hollywood, de los guionistas, de las actrices lo cual da al guion de Citizen Kane el contenido real de sus protagonistas.
Jack Fincher, el director de Mank, transmitida en Netflix, y nominada a diez Óscar, dos más a los que en su momento fue nominada Citizen Kane, recrea toda la época de los 30, la radio, el cigarrillo, el alcohol, las divas, los poderosos, los políticos, el humo que difumina la luz creando un sinnúmero de grises sobre el blanco y negro que emula la fotografía de Citizen Kane. Luces directas e indirectas como las de las lámparas tienen protagonismo visual en una puesta en escena brillante.
ESQUIRLA: El sentido del Salón Nacional es ese, que sea nacional, es decir, que reúna a los artistas nacionales y que entre ellos mismos se creen diálogos y generen polémicas y una idea general de las tendencias artísticas. Por eso, la propuesta de dividirlo y reducirlo a un lugar y tema como está haciendo el Ministro de Cultura en torno al río Magdalena, es una contradicción inútil con la esencia y sentido mismo del Salón Nacional.