Ya nos dimos cuenta, o bueno, algunos pocos, que parte de la solución a la nación liberada por Bolívar debe tener como base el socialismo. Unos líderes y lideresas de verdad, que antepongan sus necesidades a las de millones de compatriotas pobres, míseros, analfabetas, desprotegidos, abandonados, vituperados, vulnerables, desarrapados. Héroes y heroínas que practiquen una vida austera, sin derroches, minimalista, esos personajes, más el aporte verdadero de los que queremos una transformación radical, lograremos cambiar este hermoso país.
Otros muchos, infortunadamente, creen que el capitalismo y el neoliberalismo son la salvación para un país caótico y un estado fallido como Colombia. Los tenemos en el poder, pero ya nos mamamos de ellos. Basta de delfines, de nepotismo, de usurpar el poder en favor de una clase dominante (oligarquía). ¡Abajo la plutocracia!, al averno la desidia de quienes nos gobiernan. ¡Es hora de salvar a los cautivos!
No más muertos por un sistema de salud totalmente obsoleto. No más conciudadanos viviendo de un miserable salario mínimo que no alcanza ni para comprar los productos de la canasta familiar. No más estudiantes endeudados con Icetex cuando debemos garantizarles el estudio como derecho. No más ruegos a la clase dominante que nos ha visto la cara de vergajos y nos avive en una tiranía. Estamos siendo regulados y avasallados por un par de familias sátrapas. Caigan los forajidos. Los ineficientes. Los apátridas. Los malhechores y bandidos que tenemos en los ministerios, en el Congreso, en las asambleas, en los concejos.
No, no me voy lanza en ristre contra nadie que valga la pena. Esos fulanos que menciono -por demás tartufos-, me dan vergüenza. No merecen ser llamados colombianos. Seguramente en el exterior hasta pena les dará decir que son nacidos aquí.
¡Vivan los campesinos, el habitante de a pie, el que preserva la ecología, el que cuida el medio ambiente, el altruista, la madre cabeza de familia! ¡Vivan los luchadores, los corajudos, los estudiantes, los transportadores, los menospreciados, los explotados, la clase obrera! Vivan todos aquellos que se sienten orgullosos de haber sido paridos en este esplendoroso país.
¡Manifestémonos! Rechacemos todo acto de injusticia. Seamos coherentes con lo que pregonamos. Alcemos nuestra voz de protesta. Luchemos por quienes nos necesitan. ¡Ya es hora! "¡La lucha es larga, comencemos ya!" (Camilo Torres Restrepo).