Antecedentes
A mediados de los años noventa los paramilitares llegaron a ese pueblo, era un fenómeno político-militar relativamente nuevo en la zona centro del departamento del Cesar. A partir de esos tiempos todo cambiaría, nada volvería a ser igual. En la memoria colectiva todavía se conservan los recuerdos de unos tipos mal encarados y armados hasta los dientes, a bordo del vagón de potentes camionetas con vidrios polarizados que pasaban varias veces al día por la principal vía del corregimiento de Mandinguilla.
Había llegado la guerra y nadie sabía por qué. Los cuestionamientos y las elucubraciones no fluían en ese momento, lo único que le tocaba hacer a la población si quería sobrevivir era adaptarse a las condiciones exigidas por quienes representaban el papel de una “autoridad” extremadamente arbitraria y cruel.
En el territorio que corresponde a Mandinguilla, jurisdicción del municipio de Chimichagua (Cesar), puede decirse que la presencia de guerrillas ha sido más bien escasa, solo se sabe que es una zona de tránsito hacia la región de la Depresión Momposina, en límites con el departamento del Magdalena, hacia la Serranía del Perijá, a la ciénaga de la Zapatosa o hacia al río Cesar. De resto, son rumores de personas que aseguran que para la época vieron circular en cercanía del pueblo a grupos de guerrilleros que se movilizaban por la zona buscando cerros o pequeños afluentes del río Cesar o de la Ciénaga de la Zapatosa.
En las áreas rurales del Caribe colombiano se estaba gestando la construcción de un para-Estado que tenía como algunos de sus objetivos: la siembra del terror, el aniquilamiento de la subversión, las desapariciones forzadas, las masacres y los asesinatos selectivos (todas estas como políticas de Estado). En medio de este contexto es que el Frente Resistencia Motilona del Bloque Norte de las Autodefensas asume el control territorial en gran parte de la región y era el poder en las sombras en los municipios del Paso, Astrea y Chimichagua (Cesar).
Para los años de 1999 a 2006 el Frente Resistencia Motilona tenía injerencia en los municipios del Banco, Pelaya, Curumaní, Pailitas, Chiriguaná, El Carmen, La Gloria y Teorama, es decir realizaba operaciones en tres departamentos Magdalena, Cesar y Norte de Santander, la mayoría de ellos ubicados en la Serranía del Perijá.
Retenes, gasolina y contratos
En versiones libres Wilson Poveda Carreño (alias Rafa) y Jovannis Manuel Lobo (alias Bachiller), desmovilizados de ese grupo, le confesaron a la Fiscalía 34 de Justicia y Paz de Valledupar la manera en la que los paramilitares se enriquecieron amenazando a los pobladores del centro del Cesar.
Los paramilitares del Frente Resistencia Motilona instalaron varios retenes en las principales vías del Cesar para cobrar extorsiones. Alias Rafa confesó que uno estuvo ubicado en el corregimiento Palestina, en el municipio de Pailitas, en la vía que de El Burro conduce a El Banco. “Se cobraba $5 mil pesos a carros grandes y $3 mil pesos a los carros pequeños. Eso fue entre 2001 y 2003”, dijo.
Según el exparamilitar, este es un paso obligado para los tractocamiones que transportan carbón y que lo descargan en el municipio de Tamalameque. “Esas mulas venían del Cerrejón y bajaban por Tamalameque hasta un sitio conocido como La Carbonera. Les cobrábamos de a $5 mil pesos. Más o menos recogíamos $300 mil pesos diarios”, dijo. Otro de los retenes fue ubicado en Mandinguilla, en Chimichagua, en la vía que conduce de Cuatro Vientos (Cesar) a El Banco (Magdalena).
Además de las extorsiones los paramilitares robaron cada mes un promedio de cinco tractocamiones, dependiendo de la mercancía que transportaban. “Se hizo el hurto a mulas, principalmente las que llevaran insumos químicos, venenos, cigarrillos o whisky. Cada mes recogíamos $500 millones de pesos. Cuando iban niñeras (camiones que transportan vehículos) nos robábamos todos los carros que eran para la organización”, comentó.
Por Cesar pasa una de las ramificaciones del oleoducto de Caño Limón. Este paso también fue aprovechado por los paramilitares para robar gasolina y luego venderla a las estaciones de servicio. Los dueños de las bombas eran obligados a comprar ese combustible. “De ahí sacamos más o menos lo equivalente a $2 mil millones de pesos en gasolina por mes. El 50% de ese dinero se le enviaba a ‘Jorge 40’”, dijo alias ‘Rafa’.
Otro de los "cobros" realizados por los paramilitares estuvo enfocado en la contratación pública. Alias Rafa dijo que a partir de 2001 comenzaron a cobrar un porcentaje sobre los contratos mayores a $5 millones de pesos a las alcaldías y los hospitales. Quienes les suministraba la información eran los mismos funcionarios. “Al mes se recogían $30 millones en Chiriguaná, $20 millones en Curumaní, $20 millones en Pailitas, $20 millones en Pelaya, $15 millones en Tamalameque, y $10 millones en La Gloria y Chimichagua”, dijo el desmovilizado.
De la indignación a la acción…
Mandinguilla es un corregimiento del municipio de Chimichagua, situado en el centro del departamento del Cesar, al norte de Colombia. Desde la década de los noventas las comunidades que habitan el territorio han tenido que soportar el dominio ejercido por estructuras armadas conocidas en Colombia como paramilitares. Alrededor de 333 masacres se le atribuyen al Bloque Norte de las Autodefensas en la región.
Esta nota ciudadana es un trabajo de memoria, realizado de la mano de los familiares de víctimas, con el propósito de llevar información a los distintos juicios que se adelantan por estos hechos en el marco de los diferentes procesos de justicia transicional en el país.
Los asesinatos ocurridos en Mandinguilla, que fueron doce en el transcurso de varios años durante la presencia de la estructura paramilitar en el territorio, dejaron consecuencias sobre las comunidades como una estrategia de control que va más allá de la ejecución de personas en un hecho conocido por la opinión pública como masacres. A los delitos aquí comentados se suman otros muchos hechos, todos ellos consolidan un mecanismo de terror construido para transformar la vida de las sociedades que han tenido que soportar el poder paramilitar en Colombia.
Por eso se hace necesario que la Defensoría del Pueblo regional Cesar agilice y cree los espacios especiales para resarcir, reparar y dignificar a la comunidad de Mandinguilla en el marco del proceso de reparación colectiva a comunidad étnica que es llevado por esa entidad.
Al pasar los años y con la desmovilización de los paramilitares la situación del orden público mejoró, hubo una especie de lenta y natural resiliencia. Sin embargo, el tema del conflicto armado era un tabú del que poco se hablaba hasta que un colectivo de ciudadanos preocupados por la gestión comunitaria y el desarrollo social decidimos comenzar a reunirnos con el objeto de darle forma a la primera organización de víctimas de Mandinguilla, según lo dispuesto en la Ley de Víctimas 1148 de 2011. Esta fue una de las primeras acciones a lo que sería un cambio en la mentalidad social y política de nuestros coterráneos y a un número de hechos que vale la pena resaltar:
- Desde el año 2015 nos dimos a la tarea de elaborar reportajes, informes y notas periodísticas sobre el estado en que se encontraba la vía Cuatro Vientos (Cesar) – Banco (Magdalena), estos escritos aparecieron publicados en la revista virtual Las2Orillas y en el periódico El Pilón de Valledupar. En parte, debido a la presión ejercida desde la prensa escrita hoy en día se está pavimentando la vía Cuatro Vientos – Banco (Ver: Vía Mandinguilla – Chimichagua (Cesar), un mamut de corrupción y Un León en Mandinguilla, Cesar).
- Después de ejercer mucha presión a través de los medios de comunicación y con bloqueos sistemáticos de la vía, al fin llegó el contrato de pavimentación para la vía principal de Mandinguilla, dicha pavimentación tenía un retraso nada más y nada menos de doce años y un déficit de más de $ 30 mil millones de pesos. A dicho contrato le conformamos una veeduría ciudadana para la vigilancia y control de los recursos a ejecutarse. Esta veeduría ha sido la primera que se ha inscrito formalmente como ordena la ley en la Personería Municipal de Chimichagua, por lo tanto se puede decir que fue la primera veeduría ciudadana en la historia de Mandinguilla, la cual fue efectiva ya que logró que se corrigieran y arreglaran errores en la obra de pavimentación de la vía Mandinguilla - Chimichagua (Ver: Al fin llega el pavimento a Mandinguilla, Cesar).
- Denunciamos a través de la revista virtual Las2Orillas los retrasos que se presentaban en las obras de construcción de la nueva sede del hospital de Chimichagua. Esto sirvió para que desde la Gobernación del Cesar se ordenara la reactivación de las obras de construcción de la nueva sede del hospital (Ver: El hospital de Chimichagua (Cesar) está enfermo de corrupción).
- Colaboramos en la creación del primer Consejo Afro de Mandinguilla en el año 2017, y estamos atentos a canalizar de la mejor forma la obra que se entregará como medida de reparación a la población afrodescendiente del pueblo.
- Creamos una fundación llamada Caminos de Reconciliación, cuyo enfoque es el posconflicto. Contamos con un coterráneo que tiene ciudadanía sueca y está forjando un proyecto con una ONG de Suecia, que se desarrollará en el municipio de Chimichagua.
Estas han sido las principales acciones de este grupo al que denominamos MCM (Movimiento Comunitario Mandinguillero) y en el cual se fueron desarrollando los objetivos de carácter cívico.
El MCM – Movimiento Comunitario Mandinguillero, germen de Mandinguilla Humana
A partir de diciembre de 2017 y por influencia del fallecido líder social Adalberto Navarro Matute (natural de Mandinguilla) el MCM fue articulándose con el programa y propuestas del hoy senador y excandidato a la presidencia Gustavo Petro Urrego. Esto debido a la alternativa política que representa dicho candidato, además de que su propuesta de desarrollo social y rural es coherente y estructurada.
Fueron 280 votos de Petro contra 217 de Duque en primera vuelta, 350 frente a 310 en segunda vuelta. Aunque esto no parezca relevante sí lo es, en la medida de que Mandinguilla fue el único corregimiento del municipio de Chimichagua (Cesar) y del centro del departamento en donde ganó Petro.
Este triunfo de Petro en la zona es una bofetada a esa clase política tradicional del Cesar y una muestra de dignidad y rechazo a esa violencia que se enquistó en esta región del país. De hecho, de un modo u otro fue la forma de manifestar la indignación por la horrenda masacre del corregimiento de Santa Cecilia, conocido también como El Bolsillo, ubicado en el municipio de Astrea (Cesar), en el cual el día 28 de enero del año 2000 asesinaron a 11 campesinos y pescadores.
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Pues bien, enfrentados a maquinarias politiqueras que compraban votos a diestra y siniestra, que contaban con toda la logística para afrontar elecciones y que además preparaban gigantescos sancochos con carne de novillos donados por el cantante de vallenato Poncho Zuleta, la propuesta de gobierno de Mandinguilla Humana triunfó. En contra de todo eso y sin dar un solo peso a nadie, ni prometer nada a ninguno, nuestra estrategia basada en la pedagogía social, el voz a voz, la historia política del país, la concientización y el rechazo al abandono estatal desde hace décadas, dio frutos.
Ahora este nuevo y vigoroso proyecto político busca organizar bases de apoyo social para llevar un candidato a la alcaldía de Chimichagua y cuatro al Concejo Municipal —allá hay que ir a hacer lo que corresponde según las funciones constitucionales y los mandamientos legales: una gestión pública eficiente, honesta y con proyecciones a corto, mediano y largo plazo—. La idea, a grandes rasgos, es trabajar a través de redes y colectivos que puedan velar por intereses generales e impulsen la realización de obras de impacto social en el municipio, los corregimientos y sus veredas.
Somos conscientes de que el centro del departamento del Cesar es una región en la que históricamente los godos han ganado muchas elecciones, pero la historia política universal ha demostrado que todos los regímenes son susceptible de cambios.
¿Cómo haremos esto posible? Pues a través del control político que está integrado por la vigilancia, el seguimiento y la investigación, herramientas que sirven para evaluar constantemente a la administración y ayudarla a orientar las políticas públicas municipales con el fin de que el presupuesto municipal sea invertido de forma óptima y eficiente.
Además, se propiciará el desarrollo de una eficaz gestión comunitaria, en la cual se pueda garantizar los derechos en busca de favorecer el interés general. Insistiendo e incidiendo en cada una de las entidades del municipio, el departamento y la nación para que atiendan las necesidades, inquietudes y propuestas en cada uno de los barrios del municipio, los corregimientos y las veredas.
En conclusión, son cortas pero precisas nuestras propuestas y las acciones a realizar serán amplias, extensas y certeras en beneficio del bienestar colectivo.
Asumiremos el riesgo que se corre al dar la cara en estos momentos de asesinatos y amenazas a líderes sociales, pero no podemos cometer los errores del pasado de abandonar la lucha política por miedo e intimidación. Tenemos que enfrentar esta dura y triste realidad con nuevas estrategias que no signifiquen el exilio en un lejano país.
¿Hasta dónde llegaremos? No sé, pero sé que esa pregunta se la hizo el poeta Gonzalo Arango hace 60 años: “El fin no importa, desde el punto de vista de la lucha”. Y agrego, no lo olviden: “Porque no llegar es también el cumplimiento de un destino”.