Mandinga Sea: la herencia africana en Antioquia

Mandinga Sea: la herencia africana en Antioquia

Les debemos las palabras bemba, chalupa y mochila

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enero 30, 2014
Mandinga Sea: la herencia africana en Antioquia

 

Bemba, caldero, cocada, culata, chalupa, garabato, estera, hamaca, mazamorra, mochila, ponchera, zurrón, entre otras, son palabras incluidas en el léxico nacional y son a la vez la prueba diaria de la influencia de los pueblos africanos que llegaron hace más de 500 años al continente como esclavos y que ahora son parte insoslayable de Colombia.

Con motivo de la conmemoración de los 200 años de independencia del Departamento de Antioquia y la celebración de la semana afro, el museo de Antioquia con el apoyo de la Gobernación del Departamento presentó el pasado 3 de diciembre ‘¡Mandinga Sea! África en Antioquia’. La exposición pretende mostrar a quienes llegaron aquí en calidad de esclavos; cómo eran, de dónde venían, cuál era su cultura, cómo fueron tratados aquí y qué tanto nos han aportado. La muestra, que estará expuesta hasta febrero de 2014, es una iniciativa que pretende extenderse por todo el país.

Aunque la esclavitud fue abolida en 1815, las cosas no están del todo bien para la comunidad afro- descendiente. El racismo y la marginalidad siguen estando presentes en la actualidad. En Antioquia, de los 10 territorios más pobres que hay, siete son de población afro. Por eso a lo que se apunta, no solo con la muestra que se expone en el museo de Antioquia sino desde los entes estatales, es al reconocimiento y la igualdad de oportunidades para estas comunidades.

La población afro ha resistido a la esclavitud, la discriminación y los malos tratos y hoy aporta el 11.8% de los habitantes del Departamento de Antioquia y representa el 10.6% en el país, es decir, 4.311.757 personas según el censo realizado por el DANE en 2005, sin embargo el mismo censo muestra que 34.898.170 no se reconocen en ninguna etnia. Para Fernando Palacio, gerente de negritudes de Antioquia, estas cifras no son correctas, “hay gente que se avergüenza de pertenecer a este grupo poblacional ya que siempre ha estado excluido, estigmatizado y un niño no quiere pertenecer a una etnia que constantemente la están denigrando, por eso se cree que hay un millón doscientos mil afros solo en Antioquia”. A eso se le suma que entre las más de 5 millones de víctimas que ha dejado el conflicto colombiano, 479.795 han sido afro-descendientes y en 2011, uno de cada cinco desplazados fue de esta etnia según el informe víctimas de las revista Semana.

Palacio es negro, “mi mamá es blanco mestiza de Santa Rita de Ituango, blanca cacheti colorada y mi papá es negro” explica. Tiene en su pelo unas rastas que le llegan más allá de la cintura, una apariencia poco común para los funcionarios del estado, pero que antes que restarle credibilidad en su trabajo le suma orgullo y respeto por el papel que desempeña en su cargo. Antes de ser gerente de negritudes fue maestro en una escuela del barrio Moravia, además es un apasionado del arte, la fotografía y la literatura, pero eso sí, sea cuál sea la disciplina en la que se desempeña, sus esfuerzos siempre se dirigen a la cultura afro.

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Desde que asumió su cargo en la gobernación de Antioquia en mayo de 2012, impulsa el proyecto ruta EFE etno educación, fortalecimiento de organizaciones y emprendimiento bajo el lema: tus saberes, mis saberes, nuestros saberes. “No es cuestión de piel. Es cuestión de educación, desde la escuela y la familia -asegura Palacio y recuerda una anécdota que le sucedió cuando era maestro- Yo fui maestro en Moravia y tenía un estudiante indígena, Jhon Alexander Cacanameju Chazo. Cuando yo iba a llamar a lista y decía Jhon Al... el ya tenía la mano levantada para que no dijera el apellido, porque cuando decía el apellido que era todos los días, ahí mismo todos lo compañeritos se burlaban. Un día yo le dije: Jhon Alexander, vamos a hablar de las familias indígenas, ayúdame, décile a tu papá que venga y también a tu mamá. Cuando empezamos a hablar del asunto y empiezo yo a exaltar esos aportes de los indígenas a nuestra sociedad y todo el cuento, dejo de darle pena y empezó a sentirse orgulloso, después de todo ese proceso llegó un momento en que los lleve a Europa en un proyecto que tengo donde llevaba niños para mostrar precisamente su cultura y este niño terminó corrigiendo al alcalde de Toledo porque dijo mal su apellido, además dio las gracias con un discurso en su lengua, se vistió con la ropa indígena para estar allá y decidido que quería ser un abogado de los derecho humanos de los indígenas. Todo desde la escuela” enfatiza Palacio.

La exposición es una primera muestra de reconocimiento a esta comunidad y además acerca a quienes la visiten, a explorar y encontrar la herencia africana que tenemos y que está tan arraigada que pasa desapercibida, por ejemplo, Mandinga Sea, el nombre de la exposición, es una expresión coloquial utilizada por los antioqueños para manifestar descontento y evitar maldecir y es a su vez el nombre de una de las Etnias que llegó proveniente de África en 1.533 para trabajar como esclavos en las minas, haciendas y casa de los españoles. Los Mandingas pertenecían al gran Imperio de Mali.

Conocer la historia permite cambiar los imaginarios; los afro-descendientes son más que baile y deportes, también hay artistas e intelectuales, antes de ser capturados y sometidos a la esclavitud eran reyes y reinas en sus territorios y esto hay que ponerlo en el conocimiento de los colombianos, hace parte de la historia del país y de cada uno de los que lo habitamos. Porque no es posible admirar a Faustino Asprilla, alardear con los logros de Caterine Ibargüen, cantar las canciones de Joe Arroyo a todo pulmón o suspirar de tanto orgullo que produce escuchar a Toto la Momposina y su música de la identidad y a la misma vez irrespetar y rechazar a tantos afro con los que cualquier nacional en cualquier ciudad del país en cualquier estrato se topa a diario.

“Mientras no entremos todos en ese proceso de reconocimiento y respeto por el otro, esto no va a cambiar, ya van muchos años y a mí no me dejan entrar a muchas discotecas de esta ciudad, por negro, es decir, hace falta mucho más trabajo educativo” dice Palacio con tono de paciencia y agrega “Es una labor de re-significación desde la dignidad, porque nuestra mayor riqueza es la diversidad”.

Solo queda responder a la pregunta que formula Fernando Palacio desde la gobernación de negritudes y que es la pieza clave para el reconocimiento y el respeto por las múltiples comunidades que conviven en el país ¿Qué tienes tú de AFRO?

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