El clamor del pueblo caribeño hacia el Gobierno del presidente Gustavo Petro no tiene nombre ni antecedentes. Hace ya año y medio que esa población le describió al Primer Mandatario la grave situación de hambre y miseria que padece, que tiene entre sus principales causas las altas tarifas de servicios públicos, todos privatizados para el beneficio de unos negociantes a los que solo les interesa acumular ganancias.
Como dicen los caribeños, Petro solo “les ha bailado el indio”, en lo cual es ducho y experto, y con sus discursos “veintijulieros” enardecidos contra los “capitalistas” les hace creer que les resuelve la situación, cuando en la práctica comulga con ellos y dilata las soluciones favorables al pueblo, precisamente para facilitar el negocio a sus “odiados capitalistas”, con quienes convive.
Ante la desatención de Petro, las organizaciones sociales, gremios y mandatarios territoriales han asumido la tarea de realizar acciones que desenmascaren la injusticia. Es además discriminatorio que un estrato 3 pague cerca de $100 mil mensuales de energía en Bogotá o el interior del país y en la Costa Caribe desembolsan entre $300 mil a $400 mil. O sea, son “hijos de menos madre”.
En el último evento, denominado Cumbre de Mandatarios del Caribe, concluyeron: “Comemos o pagamos la luz”; allí no asistieron los funcionarios del “Alto Gobierno de Petro”, a pesar de habérseles convocado para ese 27 de enero de 2024.
La reunión determinó hacer una nueva cumbre por ¡Tarifas justas para el Caribe! el 8 y 9 de febrero, qué según el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, el Gobierno Nacional la convocó para el 9 de marzo, en Sincelejo.
Esta fue “la primera cumbre” –¡en año y medio de Mandato! – que lidera el Gobierno Nacional, a través de la cartera de Minas, para “escuchar” a gobernadores, alcaldes, congresistas y comunidades sobre el impacto de las tarifas en los bolsillos de 10 millones de habitantes. ¡No se trata de escuchar sino de resolver ya!
Los mandatarios territoriales y los actuales gobernadores no solo representan a los cerca de 2,5 millones de votos que le pusieron sus partidos y adeptos, sino a 10 millones de caribeños, por lo cual no solo tienen que ponerse al frente de sus luchas contra sus propias contingencias, sino también alzar la voz contra este tipo de odiosa discriminación tarifaria, que se asemeja a una especie de apartheid, puesto que como concluyó la pasada Cumbre del Caribe, realizada en enero en Cartagena, los caribeños están decidiendo entre pagar las onerosas tarifas o aguantar hambre, con las consecuencias de desnutrición, enfermedades y muerte.
Esperemos que lo acordado en esta nueva Cumbre sea parte de la solución, pues la situación está sobrediagnosticada y el Gobierno Nacional ya está notificado, a través de diversos documentos técnicos, por lo cual, de no llegarse a una conclusión favorable a los intereses del pueblo caribeño, no debe descartarse la convocatoria a las calles, para que desde allí ese pueblo le exija al presidente Petro que cumpla. Siempre será vigente que: ¡Un pueblo unido jamás será vencido!
Comunicador Social - Periodista
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