El término mamerto es utilizado en Colombia como un adjetivo despectivo y peyorativo para clasificar a las personas con pensamientos políticos de izquierda o simplemente porque no están de acuerdo con alguna ideología del sistema neoliberal. Así todo aquel que presente una postura crítica frente a los TLC, al colonialismo norteamericano o contra cualquier aspecto del statu quo, está destinado a ser macartizado como mamerto.
Pero la intensión de la palabra, más que expresar que la persona es de izquierda, lo que sugiere, es que aquel que es llamado como mamerto, es una persona poco inteligente, que se dejó lavar el cerebro, que tiene un discurso poco elocuente, argumentos falaces y repite lo que dicen los demás, sin consultar a los clásicos y los grandes autores.
Sin duda alguna, este prototipo de personas fue muy característico de jóvenes entusiastas en las decadas de los 60 al 80, que se apasionaron con el romanticismo del discurso marxista y se atrevieron a lanzarse a la dura arena del debate político sin mayor preparación académica, sin pagar el alto costo de mucha lectura y de largas horas de análisis, para construir un articulado discurso ideológico.
No solo los jóvenes marxistas de las universidades públicas tienen el riesgo de caer en el mamertismo, sino también todo aquel que se enfrente en un debate político sin mayor preparación, sin importar si es de izquierda, centro, derecha o extrema derecha –algo muy común hoy día en la redes sociales-.
Esta conducta se ha vuelto muy común en Colombia, paradójicamente, para aquellos que profesan una ideología de ultraderecha. Improvisados politólogos, con posiciones súper radicales, cualificados rápidamente con los más recientes memes y comentarios de cientos de internautas, se enfrentan a muerte con sus opositores de izquierda, en donde para defender su punto de vista, hacen uso de su mejor arma: descalificar e insultar a su opositor. Así los debates mueren pocos minutos después de hacerse publicado en los muros de las redes sociales y el nuevo mamerto de ultraderecha, abandona el muro con la sensación de victoria en la arena del ciberespacio, casi siempre con la frase: “es que usted no tiene argumentos.”
Esta nueva generación de mamertos derechosos, tienen la capacidad de desvirtuar en un post a toda la doctrina marxista, sin haber leído nunca una línea del Capital, piensan que Trotski es perro en ruso y que el castrochavismo son auténticas ideologías similares al maoísmo o el leninismo, si es que algún día por casualidad han escuchado de esos términos.
El nuevo mamerto de ultraderecha es radical y violento, no admite que otro le contradiga su punto. Sin importar que sea familiar o amigo, su opositor se convierte en su enemigo acérrimo; un comunista que hay que destruir. Todas las noticias apuntan hacia la crítica del proceso de paz y de la lucha contra la inconcebible idea para ellos, de que en el congreso existan representantes que algún día fueron guerrilleros. Se conmueven por la muerte de alguien, solo si esa muerte, les sirve de herramienta contra su opositor, pero cuando los muertos los comenten los paramilitares y parapolíticos, el mamerto de ultraderecha calla.
El mamerto de ultraderecha obtiene todo su conocimiento de los noticieros y de los memes de las redes sociales, por lo que bien se podría denominar MEMERTO. Y aunque defienden a muerte el capitalismo, no conocen y nunca han leído a John Locke, John Maynard Keynes ni a Friedrich Hayek, creen que el presidente Santos es comunista y que el Centro Democrático es la máxima expresión de la democracia. Tratar de debatir con un mamerto de ultraderecha, es tiempo perdido, puesto que cada palabra que digitan en sus conversaciones, alimentan más su odio y su radicalismo.
Por eso amigo internauta, antes de comentar una publicación en las redes sociales, ten la precaución de que su autor no sea un mamerto de ultraderecha.
ADNeandertal@