Ojalá ésta nota pudiera llegar a oídos de Juan Luis Londoño, el joven que se esconde detrás de la fachada de ese nombre tan sonoro, Maluma. A él quisiera felicitarlo por lograr algo que yo como orientadora de un colegio cualquiera en una zona vulnerable de Bogotá no he logrado: que mis estudiantes me escuchen y que el mensaje que quiero transmitir haga eco en sus mentes y en sus corazones.
Quiero aclarar que no me gusta el género musical al cual usted se dedica; sin embargo, algún día escuché en un medio de comunicación un debate sobre una canción interpretada de este artista, que se titula cuatro babies. Para entender la cuestión, la busqué en redes sociales, y aunque no me referiré a eso en esta nota, si quiero mencionar que fue desconcertante escuchar, ese mismo día, a un grupo de estudiantes de grado sexto del colegio donde trabajo (niños que no pasan de 13 años) corearla.
Valga decir que se trata de una población donde la violencia contra la mujer y los embarazos a temprana edad, con la consecuente no responsabilidad de los padres, son bastante recurrentes, además de varios otros flajelos. Por eso quiero que Juan Luis Londoño sepa que lo felicito por los grandes logros conseguidos en su carrera, pero que recuerde que al ser figura pública es un modelo para muchos niños y jóvenes, y eso conlleva una responsabilidad social.
