El día que el astro brasilero llegó a París, la Torre Eiffel se vistió con su rostro. Los parcos franceses se rindieron ante su grandeza. Joel Robuchon, el famoso chef francés, lo invitó a su restaurante y le hizo el plato que mejor le queda al cocinero: tártara de salmón con caviar y musse de calabaza. Neymar llevó a París a los treinta amigos con los que compartió toda su vida en Brasil. Neymar, cada vez que se aburre, toma su Cessna 680 que le costó USD$9 millones y viaja a Londres a reunirse con amigos suyos como Lewis Hamilton, campeón de Fórmula Uno.
Neymar es adorado en París. Poco importa que no lleve precisamente la vida de un atleta. Se rumora que ha faltado a entrenamientos por culpa de las resacas, que ha fingido lesiones para perderse partidos intrascendentes de la copa de Francia para estar listo en una Copa del Mundo en donde ha brillado a pesar de las críticas que ha despertado su histrionismo después de recibir una falta.
Cuando cumplió 26 años el distrito 8 de París, el más céntrico y exclusivo de la ciudad vivió su noche más convulsionada. Era el 5 de febrero del 2017 y cerca de quinientas personas, entre los que se contaban exfutbolistas y cantantes. Sin embargo, el invitado especial era Maluma, quien le cantó su cumpleaños. Al otro día lo destrozaron en redes sociales. Le achacaron su falta de disciplina y profesionalismo. Nada lo inmutó. Neymar, con Ronaldinho, Ronaldo y Romario, arreglan sus vidas a punta de goles.
No se conformó con esto. Neymar está acostumbrado a celebrar a lo grande. Se hizo tres fiestas de cumpleaños en una semana. Todo un récord para un futbolista que se supone es un atleta. En Brasil demoraron mucho para perdonarle la fiesta que hizo en las Vegas a finales de junio del 2016, pocos días después de haber quedado eliminado de la Copa Centenario. En la fiesta invitó a casi cincuenta amigos, muchos llegaron directamente desde Brasil a los Estados Unidos pagados por él mismo.
Fue en una suite de más de USD$ 60 mil la noche. Se acostumbró a vivir top el humilde chico de favela. Compró una casa en Bougival de 5.000 metros cuadrados y 1.000 extras de zonas verdes. En las afueras de la casa hay un ejército de doce hombres de negro que lo custodian día y noche. Nadie sabe que teme. En París lo único que puede romper esa tranquilidad es un ataque de ISiS. Prepotente, exagerado e inasible, Neymar sigue siendo un crack, el genio que endulza esta copa del mundo