"El mal ya está hecho": Santos

"El mal ya está hecho": Santos

"Bien es sabido que los presidentes son sujetos de corrupción en mayor o menor medida, por el inmenso poder que acumulan gracias al respaldo de otros políticos"

Por: Alfonso Acosta Caparros
febrero 13, 2017
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Foto:Archivo eltiempo.com

Odebrecht es como un frasco de tinta que se voltio encima de una servilleta donde está dibujado el mapa de centro y Sur América y su mancha se fue expandiendo rápidamente hasta el punto de cubrirlo prácticamente todo.

El cubrimiento oscuro manchó a empresarios y políticos y dentro de ellos como nunca antes, uno tras otro, a muchos presidentes de las repúblicas de esta porción del mundo.

Bien es sabido que los presidentes son sujetos de corrupción en mayor o menor medida, por el inmenso poder que acumulan gracias al respaldo de otros políticos, empresarios y medios de comunicación que lo rodean y nutren en la medida que esos presidentes les retornen poder y riquezas también.

El viejo baile.

Pero de todos los presidentes manchados por esa tinta de la corrupción, el más empapado sin lugar a dudas es el de Colombia, Juan Manuel Santos.

No por la cantidad de dinero ilegal que presuntamente entró a su campaña, sino por su calidad de reciente, pomposo y rimbombante Premio Nobel de Paz.

Justo cuando terminó el acuerdo "pegado con babas" con las Farc, y empezó otra negociación con el ELN, el presidente Santos volvía a recibir otra salva de aplausos, esta vez por los asistentes a la cumbre de Premios Nobel de Paz que él se inventó en Bogotá, en ese insaciable apetito de obtener reconocimiento de Papas, reyes, príncipes, y presidentes de todo el mundo.

Juan Manuel Santos logró lo que más quería: que su nombre estuviera en los encabezados de todos los periódicos del mundo alimentando por siempre su ego.

Pero de repente, miró para arriba y la vio negra: La mancha de tinta cubrió su nombre.

Y por eso, es la porción en la servilleta que mas oscura se nota.

Juan Manuel Santos es un presidente ya de salida y quería llevarse con él esa aureola etérea y auríferamente brillante que tienen los santos en sus cabezas.

Pero a cambio de eso, sale con un nivel de aceptación que anda a la altura de las sandalias de los santos.

Y aunque no se haya comprobado aún el señalamiento por la Fiscalía su "enmememelado" trato con Odebrecht, como el mismo dijo:

"El mal ya está hecho".

Porque él sabe que las manchas de tinta son para siempre...

Y eso, en su caso, es pegarle a alguien, donde más le duele.

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