No es gratuito que al magnate Aras Agalarov se le conozca como el Donald Trump de Rusia. Al igual que el actual presidente norteamericano, Agalarov se caracteriza por su ostentación y figuración en el jet set de su país. En 2013, fue él quien pagó a Trump los 20 millones de dólares que costaba realizar el concurso de Miss Universo en Moscú, luego de que ningún otro país estuviera interesado en ser sede. La única condición que puso fue que el concurso sirviera para potenciar la carrera de su hijo Emin Agalarov, un cantante de pop local que no había tenido mayor éxito hasta el momento. Así fue como sus canciones no solo sonaron durante toda la transmisión a 1.000 millones de personas en 124 países de todo el mundo. Además el mismo Trump grabó un vídeo musical con el joven cantante.
Sin embargo, la visita de Trump a Moscú ese año no fue solo para ver reinas de belleza. Su socio mantenía un vínculo muy fuerte con el Kremlin y estaba organizando un encuentro entre el multimillonario estadounidense y el presidente ruso. Ocurriría después de Miss Universo. Con lo que no contaba Agalarov fue con que la fiesta después del concurso se extendió al punto que Trump canceló la cita con Putin. Como el presidente ruso tenía agendada una visita del rey Guillermo de Holanda, no pudo cuadrar otro espacio para conocer a Trump. A pesar de ello, Putin envió a Trump un regalo con una carta por medio de Sheyla Agalarov, la hija de su socio ruso, quien fue hasta las oficinas de Miss Universo en Nueva York para llevársela.
En este vídeo grabado durante el concurso, Donald Trump aparece junto a Emin, el hijo de Aras Agalarov, quien supuestamente habría contactado a Donald Trump Jr para pasarle información que perjudicaría Hillary Clinton.
El hoy presidente norteamericano ha negado cualquier contacto con su contraparte rusa pero sus declaraciones chocan con lo que decía hace tres años. Por la época en que se realizó el concurso alardeaba de que Putin quería conocerlo y que sí tenían una relación lejana aunque no se conocieran directamente.
Aras Agalarov es pieza clave para descifrar la conexión Putin – Trump porque tiene relación con ambas partes y ha sido intermediario entre ellas. En Rusia sus lazos con el estado no son muy bien vistos. Los Agalarov aumentaron su fortuna por medio de contratos estatales, entre los cuales está el de un estadio en Kaliningrado para el mundial de 2018. Con Trump, tenía una relación de negocios que venía desde antes de Miss Universo 2013. Había planes para construir un complejo hotelero bajo la marca Trump en Moscú. Fue la candidatura a la presidencia de Estados Unidos lo que hizo que Trump desistiera de la idea.
Recientemente, la filtración de unos correos donde Donald Trump Jr acepta que se reunió con una abogada rusa para buscar información que perjudicara a Hillary Clinton, ha prendido el interés por esa edición de Miss Universo. Ese concurso fue el primer negocio exitoso de Trump en Rusia. El magnate llevaba cerca de dos décadas intentando entrar en el mercado ruso sin éxito alguno. Además de Aras Agalarov, también se reunió con “gente del más alto nivel de la que no puedo hablar mucho”, como lo dijo él mismo en su twitter por esa época. Se sabe que entre esos personajes estaba Herman Gref, ex ministro de economía ruso y presidente del banco estatal Sberbank, quien ofreció una cena en honor de Trump. No es de extrañar que por estos días la amistad entre las familias Agalarov y Trump no enorgullezca al presidente de Estados Unidos, como sucedía hace tres años cuando él mismo se llenaba la boca diciendo “Esta es la gente con más poder que hay en Rusia”.