Cuando Magaly subió al vagón del servicio de transporte pensó en lo que días antes había escuchado por televisión. Miró alrededor y sintió una fuerte desilusión contagiada de temor cuando evidenció el túnel atestado de gente. No tenía tiempo de esperar el vagón rosa y se sumergió en ese mar complejo que la esperaba. Sentía el ojo del acosador en todos los que la miraban, el inevitable rose y en un freno convulsivo del bus ante un bache, sintió lo que tanto le había tenido miedo desde que se subió, a la fricción.
-Señor por favor- le expresó.
El hombre ni se inmutó. Él sabía que era inevitable, para su obsesión, por los movimientos del bus no provocar el roce, los cuales hizo más seguidos y provocados. Hasta que la mujer se corrió y fastidiosa vio como el señor también lo hizo. La mujer quedó al lado de un muchacho de vestimenta común y con gorra, el cual sirvió de obstáculo para que la mujer no se siguiera desplazando. Se sintió en un triángulo que le provocó temor y a la vez vergüenza. Aunque el hombre no era reiterativo, sino que esperaba ciertos movimientos del bus para ceñir a Magaly, ella se fastidió y cuando reaccionó para encarar al hombre, él recomponía su bragueta para desplazarse hacia la salida. El muchacho la rosó y le expresó, “Eso es por vestirte así”.
Magaly vestida con una falda semilarga de licra color café, confusa no pudo más que ver como los dos sujetos se le perdían entre la muchedumbre que se comenzaba a bajar en la estación NQS de la calle 75.
-¿Grabaste todo?-le preguntó el hombre al muchacho caminando por la estación.
-Sí, listo para subirlo a la red.
El hombre asintió con su cabeza y una sonrisa maliciosa se le dibujó en el rostro.
-Es simpática. Dijo repasando las imágenes en el celular.
Lo que la mujer había pensado antes de subirse al vagón era el amplio despliegue que por medios de comunicación le habían realizado a la situación de acoso a las mujeres en el uso del transporte masivo. Ellas no eran las únicas que habían visto la noticia, también el club de acosadores que de inmediato decidieron tomar las medidas necesarias para evitar que su “hazaña” fuera interceptada.
Como internet aguanta todo, especialmente Facebook, cuelgan sus videos y fotos en sus diferentes blogs en busca de incrementar su trabajo, de aumentar su ego y de ser más arriesgado en su propósito como son los like que le dan a esa aventura furtiva. Entre más osados son, mayores son los pervertidos que los siguen
Sólo es teclear en la barra de buscadores “Arrimones en el metro DF “ y encontrará una series de páginas de froteurismo donde no necesita nacionalidad para colgar sus “proezas”, las cuales son intercambiadas, comentadas y hasta crean encuentros como especie de seminarios para debatir las mejores acciones que el club debe seguir.
Los acosadores de Transmilenio “le agradecen” a los medios de comunicación por haberlos alertado sobre la táctica policial de crear un Grupo élite contra la violencia de género en el sistema de transporte masivo de la ciudad de Bogotá conformado por 11 agentes especialmente mujeres de civiles que aunque no le mostraron sus rostros, éstos sujetos ya tienen clara atracción física, especialmente lo que les interesa, su retaguardia. Además, buscarán otras acciones en los buses que circulan por el Eje Ambiental, el centro de Bogotá y la troncal NQS que detectaron como las rutas donde ellos realizan con mayor énfasis su “potencial trabajo”
En lo que respecta al nuevo dispositivo de armas de descarga eléctrica, estos sujetos ya han comenzado a confeccionar unos chalecos tipo Airsoft para evitar la incursión. De otra parte este grupo de acosadores,en sus repetidos seminarios tienen claro que el delito de injuria por vía de hecho es excarcelable. La justicia es débil y de ella se aprovechan, aseguran.
En lo que va del año se han detectado 129 casos, cifra que en comparación al mismo periodo del año pasado señala un aumento del 89,7%. Es muestra de que cada día se suma más gente a este grupo, el cual posee una estrategia comercial, publicidad por clic, en el que el anunciante paga sus anuncios a la web que los presenta mediante una tarifa basada en el número de clics que se hagan en el anuncio.
Ellos, además de acosadores son hackers, esconden en gráficas sugestivas dicha publicidad que los lleva a ganar dinero. Mientras las recomendaciones a las mujeres son de “observar desde la distancia. No importa qué tan decidida estés a detectar al acosador o a probar que estás siendo acosada, nunca te expongas al peligro haciéndolo. Haz tus observaciones mientras mantienes una distancia segura entre el sospechoso y tú”. Entre otras, pero mientras la ley parece favorecer al abusador, aplaudirle su conducta, las mujeres tendrán cada día que luchar a su manera para prevenir que hombres tiendan a bajarse la bragueta en cualquier clase de bus, mientras se perfecciona un mecanismo de cinturón público de castidad masculino en una sociedad cada día más enferma donde las mujeres no hacen parte del club, sino son sus víctimas.
