En la Galería El Museo se inauguró, como lo hace cada final de año, una exposición que reúne expresiones. Dibujos bellísimos como la Naturaleza Muerta del nicaragüense Armando Morales, una barracuda de tres pinceladas maestras de Alejando Obregón, una acuarela abstracta de Guillermo Wiedemann o un personaje escondido de Samudio en grafito sobre lienzo.
Después una lectura en pintura y escultura del arte en el siglo XX. Andrés de Santamaría con sus retratos en que siguen la fuente de una llama, muy anticipado con su pintura expresiva para la época retrógrada colombiana. Pero también, por ejemplo, hay un Botero de 1964. Una pequeña mujer que hace parte de una época fantástica del maestro dónde manejaba la pincelada gruesa —expresionista— en tonalidades cremas y rosa.
De Óscar Muñoz, otro de nuestros grandes, se encuentra una fotografía de su máscara que llamó La mirada del Cíclope, una mirada mítica griega de un hombre que solo tiene un ojo pero en el yeso aparece su rostro.
Del sublime pintor peruano Fernando de Szyszlo, hay una pintura casi fúnebre que se llama Abolición de la Muerte un tótem inca que llamaron Inti donde amarraban el sol y soñaban con el nuevo día, en un fondo oscuro mientras pensaba en el poeta francés Rilke y su amigo el poeta Fernando Vallejo. Una aproximación literaria de un mito que son sus homenajes a los rastros de un mundo lleno de una cultura universal.
Dentro de la geometría, se encuentra por ejemplo una obra de Fanny Sanín que es el trabajo de colores y líneas que se entrecruzan en una rigurosa precisión magnética. Desgraciadamente, lo tenemos que aceptar, Edgar Negret se volvió feria con la fertilidad absurda de sus ayudantes. Es una verdadera lástima que el trabajo serio de un hombre enamorado de su arte, haya quedado en manos de rufianes. Pero las dos esculturas de esta exposición, sí fueron pensadas por el maestro de Popayán. Dentro del mundo Pop que avanzó con Santiago Cárdenas se encuentra una reunión de muchos de sus temas en una composición bastante compleja pero resuelta con pasión y Alvaro Barrios que tiene su recorrido sarcástico de los cómics donde ilustra esta vez a Popeye y su espinaca que le da la fuerza superhumana para conflictos humanos. Ya, dentro de lo objetual hay una máquina blanca de Bernardo Salcedo.
En la entrada, sin cronología, se encuentra una maravillosa versión onírica del mundo de Walt Disney en la obra de Nadín Ospina donde Pluto aparece en un contexto diferente: los colonizados tenemos comienzo con nuestros ancestros en una construcción maya.
También hay en la exposición dos minirretrospectivas: una de Ana Mercedes Hoyos que tiene bellas aproximaciones geométricas y unas ventanas urbanas… el resto, es lo se siempre: faldas alegres de la pobreza palenquera, rostros ricos de los pobres sin destino en bronce y el círculo repetido de la los girasoles que se lo robó a Salvador Dalí. Todas apropiaciones. La otra pequeña retrospectiva es de Carlos Rojas: el maestro de la línea y el color.
Se me olvidaba... que la vida nos haga mejor y las horas ayuden al destino.