“Si me derrocan se forma una guerra civil…” Son palabras de Maduro y no es un chiste o alguna de sus frecuentes imprecisiones. Son palabras muy serias que a título de amenaza simplifican la profunda crisis político-social que actualmente se vive en Venezuela. Para que un presidente manifieste públicamente que un intento de derrocamiento (por vía democrática) podría desencadenar una confrontación interna con las características de una guerra civil tiene que estar contra las cuerdas y aferrado a la única estructura que le podría garantizar “estabilidad”, en el caso de Maduro, la militar. No sería deseable para la región y el mundo que en Venezuela se desatará un conflicto de esa magnitud. Por eso las palabras de Maduro deber ser tomadas más como una tácita amenaza a la oposición (¿Algunos estamentos militares?) que como una inminente advertencia. Las probabilidades de que en Venezuela se dé un golpe de Estado que desencadené una Guerra civil son mínimas. A lo sumo un levantamiento popular porque es claro que los militares juegan del lado de Maduro y cualquier rebelión de corte militar sería rápidamente sofocada. Asimismo, una particularidad de la “Revolución bolivariana” fue que se construyó articulando sectores sociales y militares, es decir, el temor de un golpe de Estado como el dado a Salvador Allende en 1973 por la camarilla de Pinochet no sería posible porque en el proyecto chavista los militares desde el principio fueron determinantes. Ese es tal vez el único legado “positivo” que Chávez le pudo dejar a su pupilo.
Con el advenimiento de un amplio modelo asistencialista sustentando en la bonanza petrolera Chávez logró generar una sensación regional de transformación; su proyecto trascendió fronteras y ha sido el único presidente venezolano que realmente tuvo un impacto considerable en el mundo. Eran otros años. Todo tiene su final y aunque las reservas petroleras en Venezuela son gigantescas al caer los precios su modelo asistencialista también cayó en picada afectando seriamente su base social. Prueba de ello es que en las pasadas elecciones legislativas el pueblo votó con el estómago. Maduro solo recibió un modelo en decadencia que su antecesor pensó que sería eterno y sin la habilidad política de Chávez ha tenido que lidiar con el estruendoso fracaso del proyecto que iniciando el siglo se perfilaba como el mayor avance social en América Latina en décadas. Por eso siempre he considerado que Maduro solo es responsable de su insensatez y falta de prudencia. Hasta buenas intenciones que tendrá pero la crisis lo supera con creces. Aferrado a los militares y la base social leal al chavismo Maduro no será derrocado pero sí enterrará el Socialismo del Siglo XXI.
El llamado es a la Mesa de la Unidad Democrática; la amplia coalición interpartidista que agrupa todos los sectores de oposición en Venezuela. A pesar de la suspensión del Parlamento la MUD es la mayor fuerza parlamentaria y política en Venezuela. Sus dirigentes deben tener la prudencia que no tiene Maduro y de ser posible permitirle terminar su mandato. Eso sí, sin dejar de hacer presión y estableciendo los canales de comunicación que se dispongan para salir de la crisis. No es un chiste aquello de la guerra civil pues tampoco se puede olvidar que el chavismo tiene una base social muy fuerte y un maridaje estrecho con la estructura militar. También hay que interpretar el anunció como una advertencia a los militares que se podrían ver comprometidos con la MUD. Algo improbable pero como nunca se sabe… Recuerdo que Chávez en algún momento dijo que gobernaría hasta 2030. Infortunadamente la mortalidad le pasó factura porque en estos momentos estaría en las mismas condiciones de Maduro. Con más carisma pero contra las cuerdas. Lo de Venezuela es el fracaso estructural de un modelo que no obedece a personalismos. La Revolución bolivariana ya dejó de ser revolución para convertirse en opresión; una lógica muy frecuente en los procesos revolucionarios. Admiro la paciencia y valentía de un pueblo sometido a tantas necesidades. No lo quisiera ver en medio de una guerra que no llevaría a nada.