La Bandera Nacional de la República de Colombia es el pabellón que representa al país, y que, junto con el escudo y el himno nacional, tiene la categoría de símbolo patrio.
En Colombia es prohibido que las banderas para desfiles puedan llevar el escudo, así que Nicolás Maduro no puede izar o agitar en público o privado el símbolo patrio colombiano. El decreto 861 de 1924 declara que aquella bandera que lleva en su centro el escudo nacional se denomina bandera de guerra, la cual señala la existencia de un estado de guerra o la pertenencia a una institución militar.
Es un acto de desafío e irrespeto que Maduro ondee nuestra bandera nacional. La bandera como símbolo nacional, o sea con escudo, es empleada por el Gobierno e instituciones estatales, con distintas variantes en su confección, según el uso que se le dé por parte de los cuerpos diplomáticos, civiles o militares, en recintos o despachos oficiales.
Muy mal que Maduro utilice el símbolo de los colores en una arenga contra nuestro país. El color amarillo representa la riqueza del suelo colombiano, así como el sol, fuente de luz, y la soberanía, la armonía y la justicia. Es despreciar nuestro derecho como si no hubiera cesado la horrible noche como lo dice nuestro himno nacional.
De igual forma, el color azul de nuestro símbolo patrio representa el cielo que cubre la patria, los ríos y los dos océanos que bañan el territorio colombiano. Y para colmo, por los aires en plena plaza de Caracas, agita y baila con nuestro símbolo, frente a borregos venezolanos, el color rojo que representa la sangre vertida por los patriotas en los campos de batalla para conseguir la libertad, la que significa amor, poder, fuerza y progreso.
Este señor, que de manera inconsciente se considera venezolano, debiera renunciar a su primera patria y no enviar mensajes subliminales; dejar el cargo de conciencia y manifestarse abiertamente colombiano, renunciar a su cargo y entregarse a la justicia.