Podrán darle al presidente saliente del Congreso miles de condecoraciones e intercambiarlas inclusive con sus aliados políticos, pero “aunque Macías se vista de seda, Macías se queda”. Será “merecedor” de la Orden de Boyacá o de las órdenes, distinciones o de lo que sea que inventen en el Congreso o los privados. ¡Eso no lo salvará! El papel aguanta todo y una placa a su jefe, igual (aún con errores de redacción).
A pesar de que en un papel o en una placa estén escritos incluso con tinta indeleble los más “destacados adjetivos” de quienes pretenden disimular a los demás su verdadero prontuario y del que muchos son conocedores, así las cosas es difícil seguir engañando cuando la historia de cada una de estas figuras públicas está a la mano y a “la orden del día”.
Por lo demás, lo inquietante de esa “condecoritis” resulta en la imposibilidad de pensar en que la máxima condecoración como lo es la Orden de Boyacá, creada por el Libertador Simón Bolívar y que ha sido entregada a los más destacados deportistas y otras verdaderas personalidades, haya sido concedida por el gobierno de Duque a alguien que no ha dado más que controversias a sus adversarios políticos y de qué hablar a los ciudadanos que a diario debieron ver su conveniente presidencia.
Ahora bien, no solo se debió aceptar la entrega de la máxima condecoración a este por parte del mandatario, sino otras más otorgadas, y agregadas a su colección, adicional al desacertado discurso de Macías en la posesión de Duque y la manera en que le apagó el micrófono a una estudiante de la Universidad Nacional. Así mismo, se debe cargar con el peso de la ilegalidad de la Placa de Macías en honor a Uribe y no contentos con eso, ahora, con “la última jugadita”.
De manera que para cerrar con broche de oro, “la última jugadita” de Macías describe de forma clara sus intenciones, que nada bueno reflejan. Más que las solapadas tramoyas para llevar a cabo sus planes oscuros, en favor de él y de sus partidarios, que, además, dejaron al mismo presidente y su condecorador mayor por fuera, con el único fin de evitarle escuchar la réplica de la oposición a su discurso y sabotear la misma.
En definitiva, dichas “jugaditas” en conjunto y hechas por Macías pesan, pero no más que lo que se conoce de antemano por todos los colombianos. Es así como se trae parte de la versión de Yidis Medina, en una entrevista a W Radio, en donde afirmó que el expresidente y senador Uribe para convencerla de votar a favor de la reelección le dijo: “Haga patria, hija querida, salve la patria, ayúdeme a continuar con el gobierno". Parecido se le debe decir a Macías; ¡Haga patria, hijo, salve la patria y despeje el gobierno! Apague el micrófono y ¡lárguese! Vuelva a ser columnista. Creo que así le iba mejor.