Se mueve en Colombia el mercado de confitería de chocolate. A las empresas líderes en el país —Grupo Nutresa, Colombina y, en menor medida, Ferrero Rocher— se suma la compañía Casa Luker que acaba de adquirir la tradicional Fábrica de Chocolates Triunfo.
La compañía manizaleña Casa Luker (un emporio que tiene más de un siglo de tradición) ha decidido adquirir de los activos productivos de la emblemática Triunfo. Es una compra que no incluye los inmuebles, pero sí el conjunto de bienes destinados a la fabricación, procesamiento y venta de confites y chocolates que Triunfo lleva haciendo desde 1947. Esto significa que Casa Luker se asegurará las marcas y las fórmulas (el conocimiento de la producción, permisos de operación, lista de clientes e información comercial de Triunfo).
En todo caso, la definitiva adquisición de Chocolates Triunfo no es un movimiento abrupto, pues las dos compañías han venido trabajando gradualmente en algunos procesos para sus diferentes productos y líneas de negocio.
Se sabe que Triunfo (con 77 años de existencia) es una de las marcas con mayor tradición en el segmento de confitería, y en algún momento participó en el negocio de coberturas de chocolate para productos de panadería (sector en el que Casa Luker sí tiene productos). Por eso mismo, la empresa bogotana prestó servicios de maquila a la manizalita de algunos comestibles que necesitaban equipos especializados con los que Luker no contaba.
Con esta movida, Casa Luker entra finalmente al mercado de confitería de chocolate, pues si bien en el pasado apostó por la fabricación de chocolatinas —bajo la marca propia SOL— la respuesta comercial no despegó.
Triunfo: la historia de una empresa familiar que huía de la guerra
La fábrica de Chocolates Triunfo nació en Bogotá en 1947 con la producción de chocolates y dulces. Todo empezó con una familia austriaca —los Gerstenbluth Reines— que, en medio de la Segunda Guerra Mundial, venían incursionando en el mercado del chocolate de manera artesanal desde 1938.
Pero, como era de esperarse, la vida en el viejo continente se hizo insostenible. Así que buscando nuevos rumbos los Gerstenbluth llegaron a Colombia en barco desde Alemania y retomaron su pequeña compañía con los conocimientos técnicos que tenían hasta el momento.
Se instalaron entonces en el barrio Santa Fe y desde allí empezaron a para producir gomas, chocolates, almendras, caramelos, productos que a gran escala no se encontraban en Colombia y los que le empezaron a dar gran impulso.
A esta experiencia de huida y establecimiento exitoso en Colombia es que la empresa debe su nombre. Sus fundadores siempre sintieron que era una victoria que los Gerstenbluth Reines hubiesen sobrevivido a la gran guerra en Europa y se hayan podido instalar en nuevas tierras para empezar un proyecto comercial.
Para 1947 —un año antes del fatídico Bogotazo que partió en dos la historia contemporánea de Colombia— se tenía el conocimiento para arrancar con el proceso de industrialización a gran escala de productos alimenticios como chocolates, galletería, dulces, gomas, grageados y en general todo lo relacionado con industria confitera.
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Los pioneros en chupetas y colombinas
Pocos saben que Chocolates Triunfo fue de las primeras en consolidar la producción de chupetas duras, colombinas, y en el uso de las uvas con chocolate que hasta el día de hoy se consumen en las calles de medio país (las famosas uvas chéveres)
Para la década de los setenta, Triunfo había puesto el 75 % de sus productos en toda Suramérica, parte de Europa y en EE. UU., sin embargo, y según se consigna en su la historia oficial de la compañía “Una difícil situación financiera causada por adquisición de maquinaria y otros factores, además de diferencias sindicales fuertes entre obreros y administración inician un decaimiento en la operación a partir de 1977 desembocando en un estado concordatario en el año de 1982”.
El triunfo del chocolate pasa a manos colombianas
Es entonces que empiezan los cambios para encarar las crisis. Para ese momento, quien lideraba la empresa era Norbert Gerstenbluth (hijo de Bertha Gerstenbluth, la madre pionera que, como tantos judíos, escaparon de la guerra). Luego del periodo de Norbert prosiguió Miguel Dajes, quien, a su vez decide empezar negociaciones con los actuales accionistas mayoritarios: la familia Gallo Ruiz. Es este el momento en que la participación de la familia austriaca termina y sus descendientes se dedican a labores independientes que siguen estando asociadas al chocolate (como el emprendimiento Truffelinos).
Para 1987, la gerencia general, a la cabeza de mando de William Elias, pone en marcha un proceso de reorganización y modernización de la empresa, que terminó 1990, momento en el cual la Fábrica de chocolates Triunfo alcanzó la rehabilitación y como fruto de esto se apostó por productos nuevos.
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Desde el inicio de esa década —en plena apertura neoliberal y de globalización de mercados— la dirección de la compañía ha estado en Juan Pablo Gallo, quien consolidó el tipo de operación que funciona hasta hoy: de tipo mixto, es decir, con vendedores propios y también con comercializadores exclusivos en zonas particulares.
Son varios los productos de Triunfo que siguen marcando la parada por su calidad y por haber sido parte de las loncheras y onces de varias generaciones, lo que ha generado un especial vínculo emocional con sus compradores. Siguen siendo famosas, principalmente, sus almendras francesas, las uvas pasa con chocolate, las monedas de oro, los choco stop y las clásicas minitriunfo, chocolatinas miniatura con empaque de clara estética setentera.
Actualmente, en la sede de la Zona Industrial en la que operan desde 1968 hay máquinas traídas de Alemania que funcionan desde sus inicios. La capacidad de producción de la empresa es de 100 toneladas de producto terminado en chocolate y de 300 toneladas en dulcería (en dos turnos de trabajo diarios).
En el más reciente capítulo de la emblemática compañía de confites y chocolates, para marzo de 2024 se confirma la compra de la Fábrica de Chocolates Triunfo por parte de la manizaleña Casa Luker, lo que viene a acentuar que definitivamente el mercado de confitería de chocolate en Colombia está repartido en varias manos: según datos de la Andi, 85.013 firmas se dedican a la elaboración de derivados del cacao, chocolate y confitería; de las cuales el 99,06% son micro y pequeñas empresas, con presencia en 26 departamentos.