En la Cero Galería se presenta una bella exposición de Luis Luna hasta finales del año. Una nueva serie de pinturas donde el artista se despoja de muchos argumentos para quedarse solo con los colores. La esencia de su arte va acompañada de sus bellas frases que le dan otro sentido a otra presencia como puede ser una frase de Jorge Luis Borges. Aparece entonces una otra reflexión dentro de una nube lisa: una superficie donde nada es superficial.
Se trata de pinturas que llevan su inconfundible gesto. Los espíritus habitan a los objetos mientras el arte buscar expresar un ideal que busca perfección. Luis Luna busca lo sagrado que en estas pinturas no es solo territorios formales sino una verdad interna.
La definición misma donde van de la mano el azar y la necesidad de expresarse con el color y los segmentos que a veces hacen parte de sus cuadros.
Sus cuadros han sido caminos: El Amazonas o la Ruta de la seda todos son territorios en donde el artista se nutre de una vida nómada. En esta nueva exposición aparece más una constelación multifacética de lo sagrado y lo profano donde como dice Robert Musil: “La debilidad es una rara facultad que nos muestra también límites”. De lo visible con lo invisible, de la soledad de un camino subterráneo, de lo propio con la realidad ajena con la ajena.
Existe un lugar común en las artes que tiene como bello imperativo el otro recuento de la historia. Nada sabríamos de la última Edad Media francoborgoña sino fuera por los hermanos van Eyck, Roger van der Weyden o Memlimg. Sobre esa época, nos dice Johan Huizinga que se parecía al romanticismo del siglo XIX y, que se parece a todas las historias de la vida humana: la imagen que surgía era violenta y lúgubre. En los propios cronistas y en la elaboración de sus materiales resalta, ante todo, el aspecto lúgubre y terrorífico: la crueldad sangrienta, la soberbia indiscreta, la codicia, la pasión, la sed de venganza y la miseria. La hinchada por la pompa multicolor de las famosas solemnidades y fiestas de corte con su resplandor de alegorías desgastadas por el uso de insoportable lujo y son los que ponen en sus cuadros los tonos más luminosos.
Luis Luna nos cuenta sobre su vida con todos los misterios.