A las 7:50 de la mañana del domingo 25 de julio el país sólo hablaba de pesas. Al frente de las pantallas estaba Luis Javier Mosquera, un pelado de Yumbo de 26 años quien ya sabía lo que era cargar encima la responsabilidad de representar al país en unos Olímpicos.
Tenía 21 años cuando le tocó salir al frente en Rio 2016. Quedó cuarto. Tres años después el dopaje de unos rivales le hizo ganar el bronce. La felicidad era total. Insaciable, quería más. Y estaba preparado para hacerlo. Es que, desde que tenía 8 años empezó a levantar pesas. Sus hermanos mayores, José Novarino y John Jairo. Ambos lo llevaban al coliseo Miguel López Muñoz y allí conoció a Damaris Delgado, una entrenadora de Cartago que se había afincado en Yumbo y que prendió la fiebre en ese municipio del Valle del Cauca por la halterofilia.
Así nos deleitó y ganó medalla de plata🥈 Luis Javier Mosquera Lozano#JuegosOlimpicospic.twitter.com/hSLVvFJvI5
— Alex Quiñones .•. (@qmoncaleano) July 25, 2021
A los 8 años Luis Javier quería ser delantero goleador de su amado Deportivo Cali. Era talentoso, rápido, pero tenía que decidirse rápido y escogió las pesas. No se equivocó. Desde el barrio Guacandá se dio a conocer en todo el planeta cuando en el 2012, con apenas 15 años ganó el campeonato del mundo juvenil en Kosice, Eslovaquia, en los sudamericanos de Chile en el 2015 ganó plata y en el 2016 obtuvo su medalla olímpica a los 21 años. Ese día no pudo subirse al podio en Brasil, la medalla le llegó a la casa dos años después.
Cómo no llorar con esto.
Gracias Luis Javier Mosquera por esta medalla de plata para Colombia en #Tokyo2020 pic.twitter.com/6gPPlImzSA— JorgePuerta (@Goyopuerta) July 25, 2021
Este domingo 25 de julio se le inundaron los ojos de lágrimas cuando la presentadora pronunció su nombre y lo invitó a subir al podio. Besó la medalla de plata, se la llevó a la frente. No había perdido contra el chino Lijun Chen, el gran favorito para llevarse el oro y quien se atrevió a subir 12 kilos a sus platos para lograr vencer al colombiano. La amargura le tuvo que durar unos segundos a Mosquera. A veces, un segundo lugar retumba como el oro y eso había conseguido, convertirse en el séptimo deportista colombiano en ganar dos medallas olímpicas.
La felicidad en Yumbo es total, absoluto, una inyección de alegría en medio de las dificultades. Su entrenadora, Damaris Delgado, debe sentirse completamente justificada. El sueño que arrancó hace 15 años en un coliseo en Yumbo, terminaba en un escenario de lujo en Tokio. Colombia celebra su primera medalla en estas olimpiadas.
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